22 de agosto de 2014, 16:38
He dicho muchas veces que el blanco y negro, el nuestro, es un color de luto, de lo que antaño se llamaba alivio de luto, que igual nos traía la mala suerte que tanto nos ha acompañado pero que algún día se alejará. Esa es mi esperanza.
Una vez escribí que como segunda equipación prefería el carmesí Cartagena. Y como tercera la combinación de los colores de nuestro mar y de nuestro campo : elástica azul celeste o mar; pantalón verde árbol y media azul celeste o mar. Coseché críticas y al que me pusieron verde fue a mí, no al verde del pantalón.
Acepto y quiero el blanco y negro. Me gusta mucho la combinación que hacen en la Juventus, la vieja señora, y me encanta también ver a la selección alemana de blanco, la camiseta, y de negro el pantalón, igual que el Valencia. Podíamos ir así. Todos ellos saben cómo hacer las combinaciones. Nosotros difílmente acertamos en el blanco y negro.
A veces nos excedemos en el negro y hay que alegrar la vista y al equipo. Como no intervine en la selección de la camiseta, quiero añadir ahora que me encantó la que sacaron en el Nou Camp, con más blanco que negro. Y que me gusta siempre cuando el pantalón es blanco.
Me gusta también la de la provincia marítima, que yo creía muy original pero las banderas del Sevilla, que enarbolan tantos aficionados, es así. Exacta. Y también la he visto en otros sitios.
No es fundamental dar con la camiseta ideal pero muy importante que la vista esté a gusto. Claro que lo importante es el equipo y esa 2ª A que es la nuestra. Ahora el equipo está por formar, analizar, conjuntar, fichar, valorar y analizar y esto de la camiseta es casi un tiempo veraniego como los colores azul cielo o agua de la playa y el verde de los árboles del campo.
No quiero oir más a nadie que diga despectivamente ¡vaya colores! como en el campo del Córdoba, hoy de Primera,al saltar el equipo en el penúltimo partido de la racha anterior cuando bajó y no estaban ni Pacogo ni el asfixiante Quirantes que Dios tenga en su gloria futbolística. Ni los Collantes, Abrahames y demás petardos que nos hundieron o jugando fatal o pudriendo el vestuario. O ambas cosas.
Sentir la camiseta es hacerse socio a pesar de los pesares, de la historia que nos voltea y de los manzanos. Pero parece que la cosa va bien y yo me alegro muchísimo. Las alegrías del equipo son las mías.
