sábado. 20.04.2024
Es difícil ordenar todos los hechos ocurridos al final del partido entre el Cartagena y La Unión de este sábado, puesto que se sucedieron muy rápidamente y de manera muy embarullada. Vamos, una tangana de libro. Sin embargo, el esfuerzo creo que es necesario para explicar una situación que no debe nunca volverse a repetir bajo ningún concepto, ya sea en partido amistoso y oficial.

Al comenzar el partido una nota llamaba la atención. El uruguayo Domingo 'Bomba' Cáceres, peto en ristre y silbato en los labios, estaba preparado para arbitrar el encuentro. Chocaba sobremanera el hecho de que no hubiera un colegiado federado debidamente avisado para jugar un partido de estas características, lo cual podía provocar situaciones de conflicto.

Ribas dijo al acabar el partido que "sabíamos que por circunstancias de la organización podría ocurrir que no hubiera árbitro. Es por ello que, para jugar el partido, que nos era necesario, hemos tomado esta decisión". Fuentes del Cartagena apuntaban a que La Manga Club no había previsto esta situación, ya que suya era la responsabilidad en la organización del partido. Sea como fuere, no había colegiado y fue Cáceres el que se metió en faena.

ERRORES DURANTE EL ENCUENTRO
En esas circunstancias era fácil que ocurriera lo que ocurrió: que el árbitro se equivocó. Y, además, lo hacía para los dos equipos. Resulta curioso que una decisión suya perjudicara al equipo para el que trabaja. Pues lo hizo, ya que el gol de Sívori, que hacía el 0-1, era en fuera de juego. Pero seguramente eso no fue definitivo.

Lo peor era el dejar discurrir el juego cuando los jugadores se empezaron a emplear duramente. Evidentemente, al no ser árbitro colegiado, Cáceres no supo reconducir el partido cuando debía y se le terminó yendo de las manos.

LLEGÓ LA TANGANA FINAL
Pasados cinco minutos de los 90 reglamentarios se prendió la mecha. Chus Hevia realizó una entrada a Pelli, futbolista de La Unión, llegando tarde y arrollando al rival. En los banquillos se comenzó con el cruce de acusaciones entre componentes de ambos equipos, con insultos de toda índole, especialmente hacia Simón Ruiz, delegado del Cartagena. Enseguida se produjo la tangana y la temperatura fue subiendo. 

Según cuentan testigos presenciales (personalmente me pilló en el otro costado) Miguel Cuesta, preparador físico del Cartagena, le propinó un puñetazo al encargado de grabar el vídeo del encuentro para La Unión. Acto seguido, el jugador albiazul Álex llegó y le dio una patada voladora a Cuesta por la espalda. Allí se dio por finalizado el partido.

Unos hechos que, a juicio del que escribe, no se deben volver a repetir jamás, sean cuales sean las circunstancias del encuentro. Simplemente que quede reflejo de lo que pasó para aprender todos de los errores.

La tangana de la vergüenza
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