M. A.
Fue el típico y tópico "no apto para cardiacos’. En Las Palmas, en la distancia, un grupo de valientes y atrevidos seguidores cartageneristas apostaron por estar junto al equipo y acertaron. Vaya que si acertaron. A cambio de poco más de 300 euros, mucho cansancio, poco descanso y poco dormir vivieron una mañana memorable. "A mí se me cortó la respiración cuando me di cuenta que el balón acababa de estrellarse en la madera y que estaba a punto de entrar. Joé, cada vez que me acuerdo…¡todavía tengo cortada la respiración”.
Para otros fue tanto como un ascenso de categoría. "Hombre, ya sé que no vamos a jugar en ninguna categoría superior, pero la victoria es importantísima. A ver si para algunos esto supone una especie de ‘cura de humildad’ y se dan cuenta que la Segunda B también es complicada y que no es fácil lo que hace el Cartagena cada año” afirma José mientras atiende a sus hijos, con la camiseta del Cartagena.
"Yo fui los otros días al estadio Cartagonova después de muchos años. No había vuelto desde el famoso partido con el Córdoba y la verdad es que me quedé muerto con la gente que había. Prometí que si el equipo se mantenía en la categoría que volvería a hacerme abonado. Y lo voy a cumplir” afirma orgulloso.
El partido por la ‘tele’ fue épico. Bares y cafeterías tuvieron un plus añadido en la jornada dominical. Los tradicionales de la zona de la Alameda de San Antón disfrutaron como antaño y, según nos cuentan, volaron los ‘asiáticos´, que ahora se ven en competencia directa con los ‘belmontes’ ( el ‘asiático’ es el café cartagenero por excelencia de Cartagena pero en Murcia un combinado de café mjuy parecido se le llama ‘belmonte’. Porque si de algo nos hemos dado cuebta es que la gente, la afición, el público cartagenero, ya adora a Paco Belmonte, probablemente el artífice de esta pequeña/gran revolución que ha servido para que los futbolistas se pusieran definitivamente las pilas justo en el día que más falta hacia. Menos mal.
Claro que nosotros nos quedamos con el amigo que nos describñiía tan bien la agónica situación. "no me lo recuerdes, que cada vez que se me viene a la cabeza aquel balón a la madera me quedo si respiración”. Y no habría sido para menos.
