jueves. 25.04.2024

Menudo partido que espera este sábado en Córdoba al Cartagena y en un Estadio de recuerdos amargos. Allí empezó a g gestarse el famoso ‘cordobazo’ y allí consumaba el equipo albinegro su último descenso de Segunda A, en mayo de 2012. Ahora, último y antepenúltimo se enfrentan en busca de un resquicio para la salvación. El Córdoba B, al fin y al cabo, es un filial y más problemas tienen con su primer equipo que está a punto de perder la Primera División que le costó más de 40 años reconquistar, pero lo del Cartagena suena a más crudo todavía.

Porque la realidad es esa, que todas las miradas van a estar puestas en lo que sean capaces de hacer los futbolistas del Cartagena. Ellos van a tener que soportar la presión para hacer las cosas bien y traerse los tres puntos de Córdoba que permitirán seguir luchando por una salvación que sólo así será posible. Perder no entra en ningún plan. Ni siquiera el empate. Es un partido que muy bien puede denominarse el clásico ‘a vida o muerte’. No hay más.

Para ello los jugadores del Cartagena tienen quedar lo mejor v de sí mismo. Y poner eso tan genuino y que tantas veces se pide en el fútbol: huevos. Si. Hay que poner huevos, muchos, para sacar al Cartagena de este atolladero en el que se encuentra el fútbol cartagenero. Bien mirado, tan poco es tan difícil ni es tanto pedir.

Da la impresión, por lo que vemos y por todo lo que hablamos con unos y con otros, que los empresarios que están dispuestos a entrar están un poco a la expectativa de este encuentro. La debacle con el Arroyo es innegable que los enfrió. Lógico. Y ahora esperan a ver qué ocurre en Córdoba. A alguno de ellos le han entrado las dudas. ¿Y si pagamos ahora y el equipo acaba descendiendo? ¿Tiramos el dinero? Alguno lo ha pensado, est o y otras cosas. Para qué lo vamos a negar. Si se hubiera ganado al Arroyo es más que posible que, a estas horas, Sporto ya se habría marchado y los empresarios habrían puesto el dinero para pagar una nómina. Esto es así, les guste más o les guste menos a los jugadores. De ellos dependía y de ellos sigue dependiendo.

¿Qué toda la presión es ahora para ellos? Pues sí. Pero esto es así. No se puede hacer otra cosa. Si cada uno de los aficionados cartageneneristas pudieran bajar al césped y jugar seguro que más de uno y más de mil estarían dispuestos. Pero ellos no juegan, no pueden hacerlo. Ese papel es de los futbolistas, de que hagan las cosas bien, de que metan la pierna –como suele decirse- y de que cada uno de ellos sea consciente de lo que van a jugarse este sábado en Córdoba.

Todos nos vamos a jugar mucho, todos pendientes de Córdoba.

Todos pendientes de Córdoba
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