19 de mayo de 2012, 19:54
Al final, como más o menos era previsible y se podía incluso entender, se aplazó el viaje hasta Huesca en autobús pero un valiente grupo de aficionados cartageneristas sí dieron el paso adlante de cubrir la larga distancia que hay hasta la capital del Pirineo y se subieron en una furgoneta en la que recorrieron más de 1.500 kilómetros en apenas día y medio.
Los valientes aficionaos aguantaron estoícamente la derrota cartagenerista y aguantaron también el pésimo primer tiempo, el fallo de Álvaro Antón en el penalti. Menos mal que en el viaje de vuelta siempre hay tiempo para el optimismo y para empezar a soñar con un nuevo ascenso a la Liga Adelante que se le escapa al Cartagena entre los dedos muy a pesar del apoyo de seguidores como estos, valientes de verdad y que merecerían todo un monumento.
Con este marcador el Cartagena se queda herido de muerte, ahora sí de verdad, y sólo falta saber el día en el que puede certificar su descenso, que desde luego no se merece esta afición.
Los valientes aficionaos aguantaron estoícamente la derrota cartagenerista y aguantaron también el pésimo primer tiempo, el fallo de Álvaro Antón en el penalti. Menos mal que en el viaje de vuelta siempre hay tiempo para el optimismo y para empezar a soñar con un nuevo ascenso a la Liga Adelante que se le escapa al Cartagena entre los dedos muy a pesar del apoyo de seguidores como estos, valientes de verdad y que merecerían todo un monumento.
Con este marcador el Cartagena se queda herido de muerte, ahora sí de verdad, y sólo falta saber el día en el que puede certificar su descenso, que desde luego no se merece esta afición.
