jueves. 18.04.2024
SOLVENTADAS POR UN CARTAGENERO QUE TRABAJA EN LIMA

La verdadera historia no contada de los papeleos que atrasaron el viaje del peruano ‘Lobo’ hasta Cartagena

Escribe: ANDRÉS GUTIÉRREZ.-MECA MAESTREPensando que ya estaría en el aeropuerto, el sábado por la tarde llamé a Juan Diego Gonzales-Vigil para despedirme. No había resultado difícil ponerme en contacto con él un par de días antes, y es que desde el momento en que saltó en la web la noticia...

Escribe: ANDRÉS GUTIÉRREZ.-MECA MAESTRE

Pensando que ya estaría en el aeropuerto, el sábado por la tarde llamé a Juan Diego Gonzales-Vigil para despedirme. No había resultado difícil ponerme en contacto con él un par de días antes, y es que desde el momento en que saltó en la web la noticia de su fichaje supe que mi esposa conocía a su familia de toda la vida. Sentí entonces que esta coincidencia me obligaba a empezar a demostrar la hospitalidad de los cartageneros ofreciéndole, desde antes de que llegara a la ciudad departamental, toda la ayuda que pudiera necesitar para hacer su adaptación lo más rápida posible.

En vez de despedirlo, me encontré con la sorpresa de que no viajaba, ya que problemas con el visado lo mantenían en Lima. Pero lo que Juan Diego no se imaginaba es que el fútbol cartagenero le tenía preparado una red de contactos que le harían todo mucho más fácil.

Hacía unos meses que mi amigo Javier García de Viedma, Cónsul general en Lima, me había presentado a su padre. El padre de Javier, hijo de marino, había vivido años en Cartagena y de visita por Lima mantuvimos una conversación en la que nos dimos cuenta de que el mundo está lleno de coincidencias cuando menos maravillosas.

El padre de Javier resultó ser, al igual que mi padre, ex-alumno de los Hermanos Maristas, resultó ser compañero de clase de mi tío el doctor José Gutiérrez Meca (mi entrañable tío Pepe, tan recordado en Alumbres), y no solo eso sino que resultó ser el jugador de futbol en el CD Aljorra apodado “el Cuervo” (su segundo apellido) y fichado de los Maristas junto a mi tío Pepe.

Por supuesto que Juan Diego, que siendo sábado se había encontrado cerrado el Consulado, no tenía ni idea de que su visado, por un problema de documentación, estaba estancado en las oficinas del hijo del que un día fuera defensa central del CD Aljorra.

Esa coincidencia me volvió a parecer maravillosa. Mi padre hasta el día de hoy cuenta la historia del partido entre el CD Aljorra y el Pozo Estrecho, famoso porque a consecuencia del “fervor” y de una pelea un aficionado llegó a perder una oreja y el partido tuvo que ser suspendido… El propio “Cuervo”, que jugó ese partido me confirmó la historia y la conversación que mantuvimos el día que lo conocí me trasladó, estando en Lima, a tantas vivencias de niño en los domingos en el Almarjal, cuando nos parábamos a saludar al bazanero recientemente fallecido Luis Quesada, cuando el ex-futbolista Amaro contaba la historia de aquel gol que le anularon en el que rompió la red de la portería del Ceuta, o en las que veíamos orgullosos jugar a nuestro vecino de las Puertas de Murcia 'el Pan' o a mi primo David Gutiérrez Vidal.

Ese mismo sábado, y a pesar de tener el Consulado cerrado, llamé por teléfono y el Cónsul que conocía perfectamente el caso nos orientó para que el lunes se pudieran presentar Juan Diego con la documentación faltante.

El Cónsul no hizo ni más ni menos de lo que haría por cualquier otro ciudadano, salvo atendernos en su día libre, y posibilitar así que el martes Juan Diego Gonzales-Vigil pudiera finalmente viajar. Pero por una parte uno se convence cada día más de aquello de que “el mundo es un pañuelo” y por la otra tengo que reconocer que me quedé con la sensación de que Javier aquel día me contestó el teléfono más como el hijo del Cuervo que como el Cónsul General de la Embajada de España en Lima.

Finalmente Juan Diego viajó, y ante su insistencia le dije que no tenía nada que agradecer. Pensando que quizás a quien deberíamos agradecer, atribuyéndoles su parte de culpa, era a los integrantes de aquel equipo de futbol comarcal de Cartagena de los años 50.

La verdadera historia no contada de los papeleos que atrasaron el viaje del peruano...
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