7 de diciembre de 2013, 3:08
Era el ‘9’ del Cartagena en los primeros años de la década de los setenta, coincidió con otro gran delantero centro, ya fallecido, Ginés Rosas ‘Ginesín’ el totanero que le marcaría al mismísimo José Ángel iribar uno de los goles más bonitos que se recordaron años después en el viejo y desaparecido San Ginés. Clemente, buen amigo de Ginésín, también fue compañero de los Rosas, Ricardo Ciudad, Pani y Miguel Egea, por el que por cierto se interesó de su estado de salud.
Clemente, básicamente, es el mismo. Con más años, el pelo blanco y con algún kilo de más pero el mismo. Bonachón, alegre y muy ilusionado con edste Cartagena que vuelve a sentir, por su pasado albinegr que recuerda con inmenso cariño y por su parentesco con Reverte, el responsable de los fichajes del Cartagena. Ni más ni menos que su padre.
Los aficionados más veteranos le recordarán bien. Era un jugador pequeñito pero que tenía un salto endiablado, capaz de superar a cualquiera. Vino cedido por el Hércules y acabó regresando antes de tiempo a la disciplina herculana, muy a su pesar porque en Cartagena, curiosamente, cobraba 200.000 pesetas más de las de entonces, lo que ahora serían unos 1.200 euros, y no quería regresar a Alicante.
Clemente, que vive en Lorca, promete que volverá. Se quedó con las ganas de saludar a su amigo Miguel Egea pero también a Ricardo y a Pani y también a Perico Arango del que dice que “está igual que antes, bueno casi”, dice riéndose.
