Cuatro partidos es la sanción que ha recaido en un jovencísimo jugador, de apenas 9 años (benjamín) que juega en el equipo de La Vaguada de categoría autonómica. Jugaban ante el Efesé del Polígono. Se produjo un lance en el choque y el colegiado decidió expulsar al lateral del equipo visitante. Era el minuto 51 y hasta ahí, todo correcto.
El problema viene cuando se conoce la sanción. Cuatro partidos, cuatro. Nada menos que cuatro partidos¡¡ Todo un mes sin jugar para un chavalín que, dejando al margen de que fuese o no fuese –parece que él no hizo la falta- el autor para ese castigo habría que preguntarse en qué estarían pensando los miembros (o el miembro) del Comité de Competición que decidió el castigo, insistimos, a ¡un niño de 9 años¡
El problema viene ahora, que el niño ya no quiere volver a jugar. Primero se equivoca el árbitro, después insiste en el error al redactar el acta y por si era poco, el responsable del comité de competicióin acaba por fastidiarlo.
Cabe preguntarse si, con estos niños, educamos o castigamos. Y si castigamos ¿somos de verdad justos? En realidad sabemos que este deporte, como otros muchos, es complicado. Pero el fin no es la sancion sino el exceso de la misma. La Federacion, al permitir estas sanciones tan tremendas (un mes sin jugar a un niño de 9 años, recordemos) juega con los sentimientos de unos niños. Que, al final, solo pretenden pasárselo bien. Y el mejor ejemplo es educar y no sancionar. Independientemente que el colegiado se equivoque o no es verdad que todos somos humanos. Desde el punto de vista de una persona adulta es facil asumir esos errores pero en estas categorias desde el comite deberia de ser un poco mas prudentes.
Es lo que creemos y lo que, honradamente, queremos aportar.
