Apenas a cincuenta metros de las instalaciones hay dos grandes superficies comerciales y varias tiendas importantes que, a diario también son visitadas por cientos, tal vez miles de personas, especialmente durante los fines de semana que, justamente, es cuando más movimiento existe en el campo de fútbol: futbolistas, directivos, padres, madres, familiares y aficionados, un flujo casi permanente desde primeras horas de cualquier sábado hasta última hora de todos los domingos.

La Vaguada ha crecido exponencialmente en los últimos años. Es un barrio residencial de Cartagena donde tienen un censo de 3047 personas. Cuenta con unas instalaciones bastantes dignas, rodeadas de varios cientos de casa unifamiliares, a cuyos vecinos también habría que unir a la hora de transitar a esa zona concreta de las instalaciones deportivas.

El problema viene cuando, tras dar varias vueltas por los alrededores del campo de fútbol no encontramos ni un solo paso de peatones que aporte seguridad a la hora de cruzar hacia el recinto deportivo. Ni uno. Se quejan del agravio comparativo con otras instalaciones que sí lo tienen y del peligro que supone.

Hemos comrobado la situación con respecto a otros campos municipales o amparados por el ayuntamiento de Cartagena y aportamos imágenes. Y es que resulta que, en los que hemos comprobado, que son cuatro de los más importantes, el de Barrio Peral-José María Lapuerta; el Gómez Meseguer, el Mediterráneo y Nueva Cartagena en todos existe al menos un paso de peatón que facilite el tránsito de peatones y de niños además de aportar la seguridad y tranquilidad necesaria. También el campo municipal de Ciudad Jardín, aunque no tenemos imagen pero dispone del correspondiente paso de peatón en su misma puerta principal.

Por ley, el ayuntamiento cartagenero también tiene la obligación de colocar el correspondiente paso de peatones cerca o junto a cada instalación deportiva, zonas residenciales, colegios, etc, aparte de la indiscutible necesidad de acceso como peatones a personas con movilidad reducida. Quien evita la ocasión evita el peligro, dice el refrán.

En La Vaguada llevan años esperando a que esta necesaria reivindicación se vea cumplida para seguridad de todos, especialmente de los cientos de niños que a diario utilizan sus instalaciones. Un problema que en una mañana podría quedar resuelto con un par de funcionarios y un poco de pintura. Tampoco cuesta tanto ¿no?.
