Pasó el mal trago para Willy y su familia después de que se le parara el corazón hace dos semanas mientras disputaba un partido de fútbol juvenil ante el Mazarrón. La rápida y acertada intervención de Leo Salas, un médico que se encontraba presente en el polideportivo pachequero por casualidad, evitó que aquella historia acabasen tragedia.
Después de dos semanas hospitalizado el joven jugador se encuentra muy recuperado aunque aún deberá de permanecer algunas semanas de reposo. Después, los médicos le han dicho que podría reiniciar su vida más o menos normal aunque de volver a jugar al fútbol no hay noticias concretas todavía.
Le han realizado numerosas pruebas pero en ninguna aparece alguna deficiencia por la que haya que prohibir taxativamente la práctica del fútbol.
Por eso motivo su familia prefiere ser cauta con los acontecimientos y esperar. Le han implantado un sistema llamado DAY en una pierna y vendría a desempeñar más o menos las funciones de un desfibrilador en caso de que se repitiera una nueva parada cardiaca. Willy se encuentra algo dolorido con este implante pero feliz de que todo haya pasado y que haya quedado en un tremendo susto.
