Un golazo desde fuera del área de Víctor Carreño que se estrelló en el palo interior de la portería de Jesús Herrero a falta de poco menos de un minuto y medio para el final, le dio la victoria a la selección de Venezuela en el partido de los octavos de final del Mundial que se está celebrando en Uzbekistán y que consumó uno de los mayores ridículos de la historia de nuestro deporte y que propiciará el despido inmediato del seleccionador Fede Vidal.
España, una de las grandes favoritas para alzarse con su tercer entorchado Mundial, accedía a octavos como campeón de grupo por un solo gol de diferencia con respecto a Kazajistán, que fue segunda y ante la que empató en el partido inaugural del torneo (1-1).
El equipo nacional tenía, además, la suerte de cruzarse en octavos de final con una de las selecciones que habían quedado en tercer lugar, en este caso Venezuela, que pasaba de ronda tras ganar a Guatemala (7-3) en su último partido tras perder por goleada sus dos primeros compromisos (frente a Irán por 7-1 y ante Francia por 7-3).
Los venezolanos partían como la víctima propiciatoria para el acceso de España a los cuartos de final, pero sólo en teoría, ya que sobre la cancha de juego nada resultó como se esperaba.
Venezuela, que a los tres minutos ya acumulaba tres faltas en contra, planteó un partido muy serio en defensa y buscaba el gol en balones largos que siempre morían en la zaga española. Tras varias intentonas de los de Fede Vidal, un saque directo del portero venezolano se coló directamente en la portería de Jesús Herrero tras realizar éste una salida en la que no acertó a despejar golpeándose con el pívot visitante. Los árbitros consultaron la jugada con el VAR y tras revisarla en varias ocasiones decidieron dar por bueno el gol.
Era el minuto 14 y saltaba la sorpresa en el partido de octavos. Quedaba aún toda una segunda parte en la que España tenía la oportunidad de demostrar su clara superioridad técnica para darle la vuelta a la eliminatoria.
A los cuatro minutos llegaba la igualada con un gol de Raúl Gómez que devolvía las esperanzas a España. Su superioridad en la cancha era manifiesta pero la falta de efectividad y las buenas actuaciones del meta de Venezuela evitaban una y otra vez el tanto de la tranquilidad.
Los minutos fueron pasando y cuando apenas quedaban 1’24” para el final, un trallazo lejano de Víctor Carreño se estrellaba en la parte interior de la portería española saliendo disparado el balón hacia fuera pero no había duda: fue gol, golazo y de los que marcan época para los dos equipos; para los americanos porque en su segunda comparecencia en un Mundial accedían por primera vez en su historia a cuartos de final y para los españoles porque el ridículo y la vergüenza de este año quedará para los anales de la historia.