sábado. 27.04.2024

Hace unos años el único dilema que nos encontrábamos a la hora de elegir un coche era si lo queríamos diesel o gasolina (más allá del color o equipamiento). Las gamas de motores eran más o menos básicas, y simplemente tocaba sacar la calculadora para saber si el diesel – habitualmente más caro – compensaba en el uso al de gasolina. Pero eso ha cambiado. La electrificación, la hibridación, la aparición de combustibles alternativos como el Gas Licuado del Petróleo o el Gas Natural Comprimido, han enmarañado un poco el proceso de compra.

Pero como un tenedor y una cuchara sirven para cosas parecidas, pero distintas, vamos a tratar de poner un poco de orden. ¿Cuál es el apropiado para mí?

Motores térmicos convencionales

Aquí incluimos los de toda la vida, gasolina y, en menor medida, diesel. La aparición de la hibridación y la ‘demonización’ de este último ha hecho que los fabricantes hayan ido abandonando cada vez más su producción, y ahora es complicado encontrar vehículos nuevos que lo incorporen a sus gamas. Es por ello que el motor de gasolina se convierte en el rey de la tradición. Fiable, todoterreno, indicado para cualquier ámbito.

Carga coche electrico
Carga coche electrico

En una comparativa sus puntos fuertes son las largas autonomías, y la facilidad en el repostaje, con una tupida red de gasolineras a lo largo y ancho del territorio. Esto lo convierte en la opción indicada para quienes realicen largos viajes habitualmente, además de ser los coches con un coste de adquisición más bajo.

Motores térmicos ‘alternativos’

Son motores de gasolina que, además, incluyen un segundo depósito para otro tipo de combustible, generalmente más barato o con menos gravamen fiscal (por lo que en la gasolinera están más bajos de precio). Son, por ejemplo, los movidos por Gas Licuado del Petróleo (GLP) o por Gas Natural Comprimido (GNC). Estos últimos son los menos comunes, ya que la mayoría de fabricantes abogan por el GLP, pero marcas como Seat sí que apostaron por el GNC, con escaso resultado, eso sí.

Aquí la clave está en saber si cerca de nosotros tenemos gasolineras con disponibilidad de dicho combustible alternativo para sacar los números. Si no disponemos de ello, al final es como conducir un coche de gasolina normal, con el hándicap en muchos de ellos de que el depósito de gasolina es más pequeño para dejar sitio al otro. Con lo cual, si no lo usamos, estamos desperdiciando esa capacidad.

Motores eléctricos

Es la gran duda ahora mismo entre los potenciales clientes. ¿Sale a cuenta comprarse un eléctrico hoy en día? ¿Será adecuado para mí? Bien, aquí entran en juego diferentes factores. El primero de todos es saber el uso que se le va a dar. Un vehículo 100% eléctrico tiene, hoy en día, un público muy determinado. Si nuestra mayoría de desplazamientos son por ciudad, y tenemos siempre disponible un cargador (ya sea en la oficina, el trabajo o, lo más recomendable, instalar un punto de carga en casa) se convierten en la opción ideal. Eso sí, hay que tener en cuenta su mayor coste de adquisición, es decir, que son más caros que los de motor convencional. Es por ello que, como segundo coche de una casa, utilitario pequeño para realizar desplazamientos por la ciudad, pueden ser una opción ideal, ya que no necesitamos que tengan largas autonomías y eso modera su precio.

El problema viene cuando nos planteamos la compra de un eléctrico para cubrir largas distancias, como coche principal de una casa, con el que queremos hacer algunos viajes largos al año. A ver, poder se puede, pero los inconvenientes aún son grandes. Empezamos por el precio, ya que al tener que dotarles de baterías grandes que sirvan para darles mayor autonomía (necesitaríamos entre 400-500km de autonomía por carga completa). Y seguimos por el punto clave: la red de recarga.

Gasolinera
Gasolinera

No es raro encontrarse cada vez más puntos de carga en las ciudades y las carreteras. A poco que uno sea observador ya sabrá donde encontrarlos, pero realizar un viaje en un eléctrico requiere de una planificación previa. Es recomendable estudiar el itinerario, consultar los puntos de carga que nos vamos a encontrar, prever el tiempo de recarga que vamos a necesitar y tener un plan B por si ese cargador que nos viene bien no funciona. Porque aunque la red de recarga cada vez es más amplia, es muy común encontrarse con enchufes que no funcionan, o que no cargan a la potencia requerida enlenteciendo el viaje. Además, es muy probable que no tengamos ningún equipamiento adicional como cafetería/restaurante donde pasar el tiempo mientras el coche se carga.

Es decir, no se debe salir de manera improvisada y eso constituye un cambio en el paradigma de como nos movemos de manera general.

Motores híbridos

Pues una mezcla, como su propio nombre indican. Se componen de un motor que funciona con combustible tradicional, habitualmente gasolina, y otro motor eléctrico. Pero dentro de ellos hay dos subtipos: microhíbridos e híbridos convencionales o enchufables.

Por un lado, los microhíbridos incorporan una pequeña batería de escasa capacidad que mueve un motor eléctrico pequeño. Éste ayuda al principal de gasolina en determinados momentos, como aceleraciones o arrancadas. Algunos de ellos pueden mover los primeros metros el coche sin necesidad de que el motor de gasolina se encienda. Pero su autonomía eléctrica es nula o limitada, por lo que su ahorro es poco significativo, más allá de momentos puntuales.

Los híbridos convencionales o enchufables ya disponen de una batería mayor, un motor eléctrico con una autonomía de entre 50-100km, que permite cubrir esas distancias sin necesidad de que el térmico entre en funcionamiento. Eso sí, son más pesados y disponen de menos espacio en el maletero, puesto que la batería eléctrica ocupa ese lugar y añade kilos al montante global. Para disfrutar de sus ventajas hay que tener la batería siempre cargada. Los más modernos incluyen una autorrecarga, aprovechando las frenadas y deceleraciones.

Estos coches suponen una buena alternativa para quien quiere los dos usos: entre semana me muevo por ciudad en eléctrico para ir al trabajo y hacer los recados diarios, y el fin de semana salgo de viaje sin preocupación gracias al motor térmico de gasolina.

Muchas tecnologías, cada una con sus pros y sus contras, para un determinado uso que solo tú sabes. Espero haberte ayudado arrojando un poco de luz.

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