jueves. 28.03.2024

El hecho de no hacer las cosas bien ha desembocado en que sobre las espaldas del ciudadano haya recaído, con el malestar y el disgusto como ingratos suplementos,  la carga de una considerada ‘obra estrella’, la del Palacio de los Deportes de Cartagena, que poco a poco se ha ido estrellando por presuntas negligencias  en el desarrollo de la obra acerca de las que Justicia tendrá que resolver en su momento. Cómo y por qué se admitió como buena una obra modélica en el capítulo de las chapuzas.

Se ha perdido dinero y tiempo, lo cual ya no es noticia, pero sí lo es el hecho de que deficiencias detectadas hace 'mil años' en el Palacio tengan que mantenerse por falta de provisión o por ausencia de dinero para ese capítulo o por lo que fuere. Se han remediado algunas de las barbaridades cometidas, las más voluminosas, que son las  que más se ven -pagando más euros, claro está- pero siguen en candelero otras  que se pueden hacer eternas como la anecdótica presencia de una surtida colección de púas en las paredes  interiores del recinto, a un par de metros de los graderíos. No están para adornar sino para advertir a los espectadores y usuarios del Palacio que deben tener mucho cuidado y no acercarse a ellas.

La 'cola' de las cosas mal terminadas
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