viernes. 29.03.2024

Laura García: Muchas gracias Sonia por atenderme, que sé que tienes muchos compromisos y además vienes de Murcia de entrenar.

Sonia Ruíz: A ti siempre.

L.G.: Sonia, queremos saber tus orígenes en el deporte, cómo empezaste y cómo has llegado a ser deportista olímpica.

S.R.: Mis orígenes son de antes del accidente… Tuve una lesión medular por un accidente de tráfico en la carretera de Portmán, con diecisiete años. Antes de eso mi vida siempre ha estado muy ligada al deporte. Desde el colegio era la típica a la que llamaban para pruebas escolares, me decían: “Sonia, hay una carrera de atletismo el sábado a las 10 y tienes que correr los 400m” y yo siempre estaba allí.

Tuve una lesión medular por un accidente de tráfico en la carretera de Portmán, con diecisiete años

L.G.: Entonces, eres una deportista de cuna.

S.R.: Eso es. Sí que es cierto que los deportes de equipo eran lo que más me gustaba. Ya hacía fútbol sala, voleibol, baloncesto y competía en todo lo que podía hasta aquel 20 de febrero del 1999 que cambió mi vida.

LOS DÍAS DUROS EN EL HOSPITAL DE TOLEDO

L.G.: (Yo aquí no me atrevía a hablar… era impresionante escucharla)

S.R.: Un día en el hospital de parapléjicos de Toledo, ya empezaba a encontrarme bien. Lógicamente estaba afectada por no poder andar, pero había pasado tanto tiempo en la cama que una silla de ruedas era más una liberación por el tiempo que estuve sin moverme. Mis amigos y familiares empezaron a acostumbrarse a la silla, pero yo sentía que me faltaba algo. Fui a la zona de deportes del hospital y sentí un olor a goma quemada: el de las ruedas de las sillas cuando frenaban contra el parqué de la cancha de baloncesto. Allí vi unas sillas diferentes, un balón de baloncesto y un aro y dije ¡ostras que chulo! Fue amor a primera vista…

L.G.: ¿Son distintas las medidas del baloncesto en silla de ruedas?

S.R.: Todo es exactamente igual, hasta la altura de la canasta, es un deporte en el que ya era buena antes, con la dificultad de las sillas que me hacía pensar en lo divertido de aprender la estrategia de jugar así.

L.G.: Y volviste a empezar a entrenar a tope.

S.R.: En el hospital ya había un equipo de baloncesto, y a los ingresados nos dejaban practicar dos días en semana. En tres semanas ya estaba entrenando con el primer equipo. Lo bueno es que tras el accidente desaprendí muchas cosas. Ahora tenía que volver a aprender a vestirme, a moverme en silla de ruedas, subir escalones… y me olvidé de cómo jugaba al baloncesto de pie.

L.G.: Y esto te ayudó a ir ascendiendo en el deporte hasta llegar a ser olímpica

S.R.: El mismo año de los juegos de Sídney me dieron el alta del hospital de Toledo y me ofrecieron participar con el equipo, pero mis padres querían que volviera a casa. Al principio me enfadé, pero después lo entendí: Cuando estas rodeado de gente en silla de ruedas vives en una burbuja, no es el mundo real. Eso fue lo más duro, volver y “educar” a todo mi entorno y a mí misma para no se preocuparan en exceso y no me ofrecieran ayuda si yo no la pedía.

Lo más duro, volver y “educar” a todo mi entorno y a mí misma para que no se preocuparan en exceso y no me ofrecieran ayuda si yo no la pedía

L.G. Y una vez en casa tras el accidente, ¿cómo retomaste tu vida?

S.R.: Adaptaron en instituto para mí, pero yo necesitaba deporte. Todos me aconsejaban nadar pero yo quería baloncesto. Me fui a Cádiz a estudiar, y en 2001 entré en un equipo de baloncesto en silla de ruedas masculino, era la única chica y encima jovencita, recién accidentada… y me echaban de los entrenamientos cada vez que me presentaba. Pero yo seguía insistiendo un día y otro día porque a mí me daba igual. Me dijeron que me quedara en la banda y me dedicara a correr, pero no me pasaban el balón.

L.G.: Y la oportunidad llegó…

S.R.: Un día un compañero se lesionó y necesitaban un jugador. Ese día me dejaron entrar y no he vuelto a salir de la cancha. Poco a poco iba jugando más. La temporada siguiente me llamó la Selección Española y mi nombre ya se escuchaba por varios sitios. Para la siguiente temporada 2003-2004 ya estaba jugando con el mejor equipo que había en España, en la División de Honor de Baloncesto en Silla de Ruedas de España. Fue una inyección de motivación para el equipo y al año siguiente fiché por la ONCE Andalucía.

OBJETIVO: LOS JUEGOS DE TOKIO 2021

L.G.: A partir de aquí todo ha ido en ascenso.

S.R.: Sí, he jugado en Sevilla, pude volver a Toledo donde empecé, vine a Murcia con el Polaris, en Granada, estuve en Australia como la primera mujer en jugar en el extranjero, otro sueño cumplido. He sido la primera mujer en ganar la Liga y la Copa del Rey, Campeonas de Europa con la Selección, primera española en estar dos veces en el quinteto ideal del Campeonato de Europa y primera española en el quinteto ideal del campeonato del Mundo.

Ha jugado en Sevilla, Granada, Murcia y fue la primera española en silla de ruedas en jugar en el extranjero (Sidney, Australia)

L.G.: Y ¿has entrenado, o te gusta más jugar?

S.R.: He sido entrenadora y seleccionadora Sub-22. La carrera de deportista tiene fecha de caducidad y yo tengo 39 años. Físicamente es un deporte muy lesivo y estoy reenfocando mi vida a ser entrenadora. Cuando vine a Murcia a montar el club, llevaba dieciocho años fuera de casa, compitiendo por toda España, viniendo sólo en Navidad o algunos días en verano, me perdía todos los acontecimientos familiares: bodas, cumpleaños, etc. He estado viviendo mi sueño y eso requiere este tipo de vida, ya que he podido hacerlo y tenido el valor de hacerlo.

Sonia Ruiz Escribano y Laura García Sánchez 2

Laura García y Sonia Ruiz hablaron durante mucho tiempo/Foto SCT

L.G.: La carrera de un deportista es corta…

S.R.: Lógicamente con casi 40 años se me plantean ciertos objetivos vitales que si los hago será porque siento que me hará feliz y me apetece. Otras compañeras mías han sido madres, han tenido un periodo de receso y han vuelto a la competición. Mi objetivo son los juegos de Tokio de 2021. Mucha gente me pregunta si me pienso retirar, pero físicamente me encuentro muy bien, así que de momento no lo tengo pensado. Dejaré el baloncesto el día que pite el árbitro y no sienta mariposillas en el estómago. La discapacidad me ha dado más de lo que me ha quitado, es así. Me ofreció un mundo nuevo de oportunidades que de haber andado no tendría. Me ha permitido conocer muchísimas personas, he podido hacer de mi pasión, mi profesión y además vivir de ello profesionalmente.

L.G. Hasta montar un club de baloncesto profesional en silla de ruedas…

S.R.: Comenzar un club de cero es complicado, buscar patrocinadores, instituciones públicas y privadas para que aporten. Tuvimos suerte que apostaran por nosotros. El primero fue el Ayuntamiento de Murcia y su Concejal de Deportes, Felipe Coello al que le debo todos estos años, se trajo los mayores patrocinadores, nos puso a “rodar” y empezamos a competir. Ahora mismo estamos con la UCAM que es la institución más importante de toda la región.

LA POLÍTICA LLEGA A SU VIDA

L.G. En qué proyectos estás trabajando ahora.

S.R.: El equipo es mi bebé, que he creado desde la nada, en el que he trabajado muchísimo durante los últimos 5 años y hemos conseguido estar en Primera División al año siguiente de comenzar, y dos veces nos hemos quedado a las puertas del ascenso a División de Honor que es nuestro objetivo. Personalmente me encargo de que si no continúo en el club, podrá seguir. Con el COVID no sabía si nuestros patrocinadores iban a responder, y me acordé de equipos que tienen sistema de autofinanciación y surgió el Centro Especial de Empleo vinculado al club.

L.G.: Un Centro Especial de Empleo para deportistas de alto rendimiento suena muy complicado…

S.R.: En este momento muy arriesgado, pero estamos decididos. En enero empezará y ofrecerá un desarrollo pleno e integral al deportista, además de ser nuestra autofinanciación. Yo he pasado por la misma situación: Mi vida se había centrado en el deporte y cuando volví a Murcia con 35 años, tras cerca de veinte años fuera, yo no tenía ni una formación académica suficiente para adquirir un buen trabajo y tampoco experiencia laboral. Creemos que nuestros jugadores deben ser semiprofesionales y así puedan dedicar tiempo a labrarse un futuro.

Mi sorpresa fue cuando me llamó el presidente López Miras para ofrecerme el puesto de número 3 para la Comunidad Autónoma

L.G.: Y tu faceta política, ¿cómo surgió?

S.R.: Me llamó personalmente el Presidente de la Comunidad, Fernando López Miras. Pensaba que quería mi punto de vista sobre deporte y discapacidad, pero mi sorpresa fue cuando me ofreció ser el número 3 de las listas por la Comunidad Autónoma. Me dijo “Quién mejor que tú va a defender y apoyar la discapacidad, el deporte y además tener con las dificultades de ser mujer”. Pensé es en cómo iba a afectar a mi club y le dije que lo pensaría. Resultó totalmente compatible con el deporte, y que le dije que sí. En esta legislatura quiero sacar la “Ley de Mecenazgo” para que las entidades privadas puedan hacer una buena acción y sean incentivadas fiscalmente. Estoy conociendo a colectivos de discapacitados y veo la lucha activista que llevan. He tenido la suerte de contar con una gran fortaleza mental para sobrellevar e incluso sacar beneficio de mi discapacidad, pero no todo el mundo tiene esta mentalidad.

L.G.: Y como fin, mi pregunta: ¿Qué les dirías a jóvenes que no ven salidas, tan claras como las tenías tú en su momento, y con la minusvalía?

S.R.: Me gusta verme como un ejemplo de cómo afronto la vida. Para mí lo más importante es vivir con pasión, vivir desde el amor y dejarte la piel en lo que haces. Todo lo que decidas estará bien siempre que sepas luchar por ello.

La Otra Cara... de Sonia Ruíz Escribano
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