6 de octubre de 2010, 2:00
Vayamos por partes. El Dolorense, único equipo de Cartagena en la máxima categoría del fútbol juvenil español, es el único que tiene campo de tierra en toda la categoría, lo que es un hándicap en muchos aspectos, entre otros, al fichar futbolistas en base a una cualidades futbolísticas que luego no son las mismas sobre la arena que sobre el césped.
Emigrar a la ciudad deportiva Gómez Meseguer (agradeciendo la generosidad del Efesé) supone también un problema económico, pues la cifra de socios es inferior a la que tendría el equipo de jugar en su casa. Es decir, la única ventaja que se busca con esa emigración es que el equipo salve la categoría, pues todo lo demás es negativo.
¿Y por qué se ha llegado a este punto? Muy sencillo, porque Los Dolores carece de un campo de fútbol público para el pueblo, problema que hasta ahora se había solventado gracias a la generosidad de Salesianos. Pero el fútbol de élite exige unos mínimos que en el campo San Juan Bosco no se pueden llevar a cabo.
La demanda de un campo de fútbol lleva, al menos, dos décadas latente y no se termina de entender cómo, en lugar de tanto ‘parche’, no se ha habilitado un terreno para equipamiento público en Los Dolores, en el que levantar un complejo deportivo (también es necesario otro pabellón cubierto y locales para los clubes deportivos), cuando sí se han autorizado licencias para levantar muchas viviendas.
Contar con ese anhelado campo se ha solicitado a viva voz y por escrito (instancia), con la respuesta del silencio. ¿Ha faltado voluntad política? Es la sensación que existe.
Emigrar a la ciudad deportiva Gómez Meseguer (agradeciendo la generosidad del Efesé) supone también un problema económico, pues la cifra de socios es inferior a la que tendría el equipo de jugar en su casa. Es decir, la única ventaja que se busca con esa emigración es que el equipo salve la categoría, pues todo lo demás es negativo.
¿Y por qué se ha llegado a este punto? Muy sencillo, porque Los Dolores carece de un campo de fútbol público para el pueblo, problema que hasta ahora se había solventado gracias a la generosidad de Salesianos. Pero el fútbol de élite exige unos mínimos que en el campo San Juan Bosco no se pueden llevar a cabo.
La demanda de un campo de fútbol lleva, al menos, dos décadas latente y no se termina de entender cómo, en lugar de tanto ‘parche’, no se ha habilitado un terreno para equipamiento público en Los Dolores, en el que levantar un complejo deportivo (también es necesario otro pabellón cubierto y locales para los clubes deportivos), cuando sí se han autorizado licencias para levantar muchas viviendas.
Contar con ese anhelado campo se ha solicitado a viva voz y por escrito (instancia), con la respuesta del silencio. ¿Ha faltado voluntad política? Es la sensación que existe.
