Ocurrió un jueves 5 de Septiembre de 1.968. Jamás podré olvidar esa fecha por varios motivos, el principal y que da lugar a este artículo, fue el estreno de la iluminación de nuestro vetusto pero entrañable estadio del Almarjal. ¡Cuánta ilusión teníamos los aficionados de la época por ver encendidos los focos! La verdad
es que, sentíamos sana envidia, viendo como se iluminaban todos los estadios españoles, y al nuestro no le llegaba nunca la hora de que esto sucediera. Era una novedad a la que nos creíamos con derecho, y por fin se vistió de luces el Almarjal.
Este acontecimiento, visto desde la perspectiva actual, parecerá un hecho poco relevante, pero les aseguro que en su día (como seguidamente relataré) fue una fiesta que se celebró a bombo y platillo. Si señores, a bombo y platillo, de la banda de música de Infantería de Marina que, en medio de una ovación atronadora de los espectadores, que llenaban el estadio, interpretó una marcha militar, al propio tiempo que se encendían los focos, ante la admiración de todos. Hoy día, después de tanto tiempo, escribiendo este artículo todavía me emociono, y es que no lo puedo remediar, las cosas buenas de mi ciudad me ilusionan.
A tal señor tal honor (se dice) y en efecto para ese acto, la gestora que dirigía los destinos del C.D. Cartagena, eligió un equipazo, con reminiscencias en nuestra historia futbolística ¡EL VALENCIA! Que cuarenta y tres años atrás había inaugurado el estadio. El saque de honor lo hizo la señorita Juana Mari Huertas, hija del alcalde de la ciudad, Ginés Huertas. El árbitro fue el cartagenero Sr. Paredes, ayudado por los Srs. Ayala y Albaladejo y las alineaciones fueron, por el Valencia dirigido por Mundo. Pesudo; Tatono, Mestre, Panchulo; Sol, Jesús Martinez; Machicha, Waldo, Ansola, Paquito y Ramón Martinez. Y por el Cartagena dirigido por Llopis. Porras; Perico Arango, Santos, Carmelo; Pepe Egea, Cervantes; Añil, Ballester, Sornichero, Casas y Melenchón. La victoria correspondió al Valencia por 1-0 siendo el autor del tanto Machicha.
De bien nacidos es ser agradecidos, y desde luego no sería justo que, en este artículo no tuviéramos un recuerdo para las personas que dedicaron y dedican parte de su tiempo, e incluso dinero, en favorecer un deporte tantas veces ingrato como el fútbol profesional. Antonio Hernández (el joyero) era el presidente de la junta gestora del equipo. El gerente Mariano López, el del entonces Mesón del Bocadillo (en aquellos momentos creo que su negocio eran los taxis) y el directivo José Sánchez Macías de la cafetería Puerto Rico,
Fueron las cabezas visibles de llevar el peso de las gestiones, con la empresa sevillana Proyemor, que fue la encargada de ejecutar el proyecto por un montante total de un millón de pesetas.
Al empezar este artículo, he comentado que no podría olvidar ese día por varios motivos, obviamente uno de ellos es el presente trabajo. El otro fue mucho más desagradable, resulta que quise llevar a mi hijo de tres años a presenciar el acontecimiento, con tan mala suerte que el chico tuvo un accidente, sufriendo un corte tremendo en la pierna, del que afortunadamente no quedaron secuelas. Les recuerdo a ustedes que por aquellas fechas no existían urgencias, ni nada que se le pareciera, solo la Casa de Socorro que estaba en calle Real esquina con Castellini. Muchas gracias.
PD. Quiero dedicarle este modesto trabajo a mi amigo y compañero "sufridor” en la tribuna del Cartagonova José Garre Ros.
