jueves. 18.04.2024
Rafael Molina | Periodista

La amenaza fantasma

El Cartagena parece haber perdido la ruta a seguir. Y cuando se pierde el camino es difícil alcanzar la meta. La solidez defensiva y la claridad demostrada en ataque hasta no hace mucho se han tornado en miedo y confusión. El empate de José Mari a la media hora de...
El Cartagena parece haber perdido la ruta a seguir. Y cuando se pierde el camino es difícil alcanzar la meta. La solidez defensiva y la claridad demostrada en ataque hasta no hace mucho se han tornado en miedo y confusión. El empate de José Mari a la media hora de juego, unida a la desafortunada lesión de Goiria, apagó la luz en el conjunto dirigido por Juan Ignacio Martínez. Las sensaciones son inquietantes.

La tendencia que ha cogido el equipo entrenado por Juan Ignacio Martínez se aprecia peligrosa por la falta de calma que se respira en el entorno. Las continuas alusiones al ascenso de la directiva no hacen sino añadir más exigencia a una plantilla que por presupuesto debería estar mucho más abajo de lo que se encuentra. La palabra ascenso debe servir como motivación, no como presión.

Como decía, el equipo se encuentra ante un momento crucial. Durante la semana deben prepararse para dar un golpe de timón. De lo contrario el equipo se puede asomar a unas posiciones que hasta hace unas pocas semanas nadie imaginaba. Decía Juan Ignacio que “ahora es cuando se comprueba si somos un grande”. Este es el momento de demostrar que el equipo está a la altura de lo que se le presupone.

El equipo ha salido de peores situaciones. El entorno y la opinión pública calificaron el partido ante el Betis de final. Y el equipo remontó, cuajando un gran encuentro ante el líder de la categoría. La plantilla merece nuestra confianza porque en situaciones críticas han demostrado salir airosos.

No es el momento de volverse locos y tirarse del barco ante la amenaza de hundirse. Lo bueno de esta situación es que hay margen de maniobra para cambiar el rumbo. El equipo debe reflexionar y volver a encontrar ese fútbol que nos ha hecho llegar hasta aquí. Es el momento de mantener la calma. De lo contrario la situación se podría tornar en la autodestrucción de un sentimiento que ha logrado unir a toda la ciudad. Es el peligro de una amenaza fantasma.

La amenaza fantasma
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