Un artículo de opinión de CARLOS SÁNCHEZ (@charlidsg)
El árbitro influyó en la derrota del Cartagena en La Condomina, qué duda cabe. Repasadas las jugadas hay tres puntos clave en su actuación en el encuentro del sábado:
- La expulsión de Mario, rigurosa. En la primera amarilla hay poco que discutir. Corta una contra para salir del jardín en el que él solo se metió. Quizá la cartulina la pudo ver también Sergio García, ya que ambos hicieron la falta 'alalimón', pero le cayó a él. Sin embargo, la segunda sí que no me parece amarilla. El futbolista del UCAM corría en dirección contraria a la portería de Limones. Pecado de juventud de Mario por meter la pierna y pecado del árbitro de castigar tan severamente una acción intrascendente.
- Faltas del UCAM sin señalar. El claro ejemplo de este apartado es la acción en la que Fran Pérez, en la segunda mitad, se sube, literalmente, encima de Sergio García y lo derriba. Un lance merecedor, como mínimo, de falta y que se saldó sin consecuencias. Como esa, unas cuantas más que desquiciaron al equipo.
- El claro penalti de Tekio. El error más clamoroso. No cabe interpretación. Tekio corta con el codo el centro de Ceballos dentro del área desviando la trayectoria del balón. Un penalti claro que encuentra similitud en el que realizó Piqué en el Bernabéu la pasada temporada. Penalti el uno, penalti el otro. Solo este error ya condiciona el resultado.
Pero no quiero escudarlo todo en el árbitro. En el rato de partido 11 para 11 que pudimos ver, no me gustó para nada el planteamiento de Víctor, dando entrada a Luque como mediapunta y a Menudo de falso 9. Si la intención era proteger el medio, mejor haber metido a Palau junto a Sergio y adelantar a Rivero. Si la idea era la de jugar con Menudo arriba para coger en velocidad, mejor meter a Cristo de mediapunta. Pero creo que tal y como se jugó el pasado domingo ante el Jumilla el equipo funcionó correctamente. Luque no encontró su sitio, no se sintió cómodo y, sobre todo, ahonda en el defecto que ya enseñó la pasada temporada: conduce demasiado la pelota, hace lentos y previsibles los ataques del equipo y, además, terminó perdiendo muchos balones. Menudo no consiguió dar salida a los balones largos del equipo. La pelota duraba muy poco.
Aun así, el Cartagena murió matando. En un arranque de orgullo encerró al UCAM en los últimos compases. Es una pena que, sea por unas cosas u otras en cada encuentro, al Cartagena se le escapan puntos que merece.
