jueves. 18.04.2024

Brocheta de butifarra en Carnaval

En el fútbol y en la vida, la constancia, la ambición y el carácter ganador son, a veces, más decisivas que los goles. Y esta tarde según hemos oído unos y visto exclusivamente los que han estado en el Cartagonova la constancia y ese gol de Raimondi, otra vez Raimondi,...

En el fútbol y en la vida, la constancia, la ambición y el carácter ganador son, a veces, más decisivas que los goles. Y esta tarde según hemos oído unos y visto exclusivamente los que han estado en el Cartagonova la constancia y ese gol de Raimondi, otra vez Raimondi, han sido decisivos para estar casi fuera o fuera de la zona de descenso.

Ha habido un solo gol, gol en el minuto 57 y según me cuentan no hubo ni ese balón al travesaño que, un centímetro abajo, habría entrado, ni ese tiro a puerta vacía que, por indecisión o precipitación, no llegó al fondo de la red, ni ese fuera de juego que el linier señaló indebidamente, ni tan siquiera hubo ese penalti que el árbitro dejó de pitar y que nos hubiese dado pie para poner a Piñeiro Crespo como chupa dómine.

Eso, sin verlo, es lo que opino tras el resbalón del Sabadell en el Cartagonova. Oído lo oído: “Siempre es carnaval en La Rambla tanto cuando se pierde y más cuando se gana”, es lo que me advirtió ese cartagenero y cartagenerista de bien, llamado Fulgencio, que esta tarde soleada pero heladora se ha sentado a mi lado, en un Rincón para Doce, para escuchar lo que nos iba llegando desde las distintas emisoras que narraban lo que sucedía en el Cartagonova. “Y debemos saber que, tanto en el fútbol como en la vida, la única causa verdadera es la conjunción de varias causas”, y, después de tomarse su correspondiente asiático, se tumbó en el diván, y con su característico desparpajo me amenizó la tarde escuchando lo que venía desde el Cartagonova.

Lo contemplé perplejo, comenzó el partido y casi en un parpadeo, como si recitase el “tres catorce dieciséis” y en un abrir y cruzar las piernas, mientras daba un sorbito al asiático, el FC Cartagena hizo surgir la sonrisa a los del estadio, como si estuviese en él, y a los de fuera del estadio, que es donde estaba. Todos rompimos a reír y saltar. Ya estamos fuera de los puestos de descenso, ya se ha empezado la escalada en poquitos a pocos de esos peldaños que serán suspiros próximos.

Estamos en Carnaval y, con Abrahán Paz y con Raimondi, ya nada huele a podrido en el Cartagonova, incluido el árbitro, y mira apreciado Fulgencio que había dudas con el asturiano.
Este triunfo, ni aun estando en Carnaval, debe alterar la cotidianidad de nuestro Cartagena, porque aun siendo un triunfo de cuento de hadas también puede ser, a nada que vuelvan a descuidarse, un cuento de piratas y regresar mustios a los viejos tiempos.

Hay que seguir jugando al fútbol, como esta tarde carnavalesca, embriagados por los efluvios del disfrute para vergüenza ajena y orgullo propio y es que a este Cartagena le ha vuelto a tocar esa hada madrina que pasaba por allí y cuyo parecido con Carlos Ríos Vidal ha resultado sorprendente.

Estas y otras circunstancias han hecho que alguien, lo hace frecuentemente, vuelva a atribuir el resultado a la buena o la mala suerte. Pero ¿y si la suerte no existiera? ¿Y si todo obedeciera a eso que, a posteriori, denominamos destino? ¿Y si el destino se llamara…? Estamos en Carnaval y por ello el FC Cartagena se ha regalado, nos ha regalado esta grandiosa victoria como goce de carnestolendas.

Esta tarde el Cartagena ha comprado su destino de antemano y sin disfraz, pagando su suerte al contado. Dicho y hecho, el permanecer en puestos fuera del descenso ya es cosa de uno. Se llama Cartagena y es que hoy es carnaval.

Si tuviera que comparar lo que he escuchado del partido de esta tarde me gustaría compararlo, fundamentalmente, con aquellos métodos ancestrales que nuestras abuelas utilizaban como apropiados y eficaces para conservar las viandas como alimentos. En sus métodos siempre subyacía la necesidad de conservación lo mismo que hay que hacer con el resultado de esta tarde; domesticarlo y congelarlo y después saborearlo.

Esto es lo que debe hacer nuestro Cartagena con el triunfo de esta tarde carnavalesca, deberán congelarlo en la memoria envolviéndolo nuestros jugadores porque será una excelente alternativa, especialmente si tienen la precaución de hacerlo con film para mitigar la oxidación y es que sospecho que algunas de las puertas de las antiguas alacenas, con sus trabajadas celosías, ya sólo sirven para restaurar penitencias.

Hoy el FC Cartagena se ha tomado una brocheta de butifarra acompañada de caracoles que, por ser  producto de campo y de vigilia, han estado sublimes y, ajustados en los tiempos de cocción, han quedado perfectamente asados y jugosos. Espero que la brocheta les y nos sienten perfectamente, ya que por entrar en tiempos cuaresmales dejaremos de tomarla al ser pobres y no tener bula eximente de gastronómica carne.
 
Aquí quedo disfrutando de la brocheta, no importa que haya sido una sola, ni tampoco me ha importado demasiado el minuto en el que nos la comimos. Quedo con mi amigo Fulgencio para decirle que, lo mismo vale un gol en el minuto uno que en el noventa y uno, hoy fue en el 57. Ay, ay, ay.

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”. Dies 2/11: Ante diem tertium decimum Kalendas Martias.

http://lamedusapaca.blogspot.com. En Twitter: @Logrocartg.

Brocheta de butifarra en Carnaval
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