Un artículo de opinión de:
CARLOS SÁNCHEZ (@charlidsg)
No le salen los resultados a un Cartagena estancado en el puntito a puntito. Noviembre ofrecía grandes perspectivas de mejora, con esas victorias ante la Balona en casa y en Arroyo de la Luz (Savu mediante). Sin embargo el partido ante el Córdoba B ha sido otro jarro de agua fría. No tanto por el resultado en si, sino por la pobre sensación transmitida por el equipo. No puedes empatar en casa y no terminar buscando el área rival. Al menos eso no puede ocurrir en un Cartagena 'gallito' de la Segunda B. Todo el mundo puso la lupa en los cambios. No hace falta tener carné de entrenador para darse cuenta de algo tan, tan obvio. Esas sustituciones lastraron el ataque, metieron al equipo atrás y fueron agua bendita para un Córdoba B que no tuvo ni que sudar en los últimos minutos. El diagnóstico, claro: error en las decisiones desde el banquillo.
La figura de Julio César Ribas, su imposibilidad para entrenar de iure y de facto, unidas a la solución buscada para seguir con este organigrama han sido puestas en entredicho desde el inicio de liga. No es por poner en entredicho el curriculum del uruguayo - a Peñarol no lo entrena cualquier patán - pero no ha sabido poner en práctica de manera satisfactoria sus ideas. El Cartagena no transmite esa topiquera garra charrúa, no consigue enganchar a un público al que le bastan dos buenas acciones para animar como nunca y, sobre todo, ha pecado de racanería en muchos momentos. Si a esto le añadimos que la portavocía del cuerpo técnico, asumida por una persona como Simón Ruiz, no ha sabido explicar ni argüir las decisiones correctamente ante la opinión pública, tenemos el cóctel perfecto para decirlo sin cortapisas: el problema (deportivo, institucionales hay muchos más) está en el banquillo.
Pero el Cartagena está en la encrucijada. Solucionar este aspecto no va a ser tan sencillo como prescindir de Ribas y su equipo de trabajo para traer otro entrenador, no. No porque ya sabemos todos el papel fundamental que juega el 'Gladiador' en cuanto a la financiación del club: su presencia es obligada por parte de uno de los principales inversores, la empresa Sofinvest. ¿Cómo combinar la figura de un entrenador con mando en plaza con la de un manager general que lo que quiere es alejarse del despacho y entrenar en España? Encontrar ese equilibrio será clave para no tirar esta temporada a la basura. Aún se está a tiempo.
