martes. 23.04.2024

Dida

“Dida” jugador de futbol de color, nacido en el Aaiún (Sahara Español) fue contratado por el Cartagena, con el único aval de haber entrenado con el Real Madrid. Su presencia en nuestra ciudad, vino precedida de una propaganda extraordinaria, hay que tener en cuenta que en esas fechas, solo unos...
“Dida” jugador de futbol de color, nacido en el Aaiún (Sahara Español) fue contratado por el Cartagena, con el único aval de haber entrenado con el Real Madrid. Su presencia en nuestra ciudad, vino precedida de una propaganda extraordinaria, hay que tener en cuenta que en esas fechas, solo unos pocos equipos contaban en sus plantillas con jugadores de color. Recuerdo a Ben Barek en el Atlético de Madrid, Didí en el Real Madrid, Abderrazab en el Real Murcia etc. Todos ellos de reconocida clase y categoría.

Como he comentado, la llegada de “Dida” a Cartagena fue espectacular. Se pusieron carteles en las fachadas, y se repartieron folletos que decían lo siguiente, LLEGA A CARTAGENA EL FENOMENO DE COLOR DIDA MEL BULLAMAR, ACUDAMOS A RECIBIRLE. Cinco mil personas fuimos a la estación, posteriormente le pasearon en un coche descapotable por las principales calles de nuestra ciudad, y por ultimo lo llevaron al Club Náutico, para agasajarle con una cena, mientras, los aficionados esperaban en los alrededores del Club, para cuando saliera seguir vitoreándole.

Futbolísticamente “Dida” tenía un buen físico y buena pegada, pero….esas eran todas sus virtudes, era indolente e inconstante, no tenía regate, ni velocidad ni entrenaba con ganas. En fin, era imposible que pudiera ser jugador profesional. Pese a todo, el cuerpo técnico del club, le dio todas las oportunidades posibles (ya que como persona era excelente)  esperando que de alguna manera se aclimatara y rindiera a satisfacción, pero no hubo manera.

Naturalmente, una vez terminada la temporada, el club no le renovó y empezó a vivir su drama particular, estuvo un tiempo trabajando en una calera en la calle Serreta. El propietario de este establecimiento fue el directivo que le contrató para el Cartagena y de alguna forma se sintió responsable de las penurias que atravesaba “Dida” e intento ayudarle, pero pese a ello su situación económica era lamentable.

Por aquel tiempo, los chavales que jugábamos al futbol, teníamos nuestro punto de reunión en el Lago, “Dida” se hizo amigo nuestro y con mucha frecuencia se acercaba a nosotros, que de alguna manera le ayudábamos, invitándole a cenar con algún bocadillo que nos preparaban nuestras madres exclusivamente para él, e incluso económicamente, pero sobre todo, le dábamos amistad, cosa que el agradecía dándonos la suya.

Quiero contar una anécdota y deseo pedir a los lectores de este artículo que, al leerla, se trasladen mentalmente a la época en la cual se produjo la misma hace 49 años. Y es por ello, que deseo se juzgue como un acto simpático y de buena fe, nunca de forma peyorativa.

Durante los veranos, los que jugábamos en un club federado “descansábamos” y hacíamos un equipo para desplazarnos a los pueblos a jugar. Con esto conseguíamos entrenarnos y ganar unas pesetas.

Nosotros le habíamos dicho a “Dida” si quería venir a jugar y ganarse un dinero, naturalmente él contestó afirmativamente. Por lo tanto con el fin de aprovechar el “exotismo” de este hombre, en las cartas que enviábamos ofreciendo el equipo, anunciábamos también que jugaría “Dida” jugador de color.
Nos llamaron desde Pliego de Mula para inaugurar su Polideportivo, formamos el equipo contando con “Dida” y nos desplazamos hacia ese lugar. Al llegar el autobús a Pliego, estaba todo el pueblo esperándonos para ver al “negro” nos sentamos en la plaza haciendo tiempo para el partido y “Dida” nos dijo que tenía hambre, a uno de nosotros se le ocurrió decirle a un grupo de chavales que si le compraban un bocadillo de jamón a “Dida se lo comería en cuatro bocados. Efectivamente le trajeron un bocadillo enorme que se “zampó” en tres minutos, ante la expectación de medio pueblo. Para colmo el partido lo ganamos por uno a cero marcando “Dida” el gol de penalti, por lo tanto la tarde fue redonda pues se llevó un premio de doscientas pesetas.

Lo último que supimos de él, era que estaba trabajando en un bar de La Unión, de donde se despidió, probablemente para volver a su Aaiún natal, donde según decía, tenía dos esposas y un rebaño de camellos. 

Esperemos que haya sido feliz. 

Dida
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