3 de noviembre de 2015, 16:58
GUILLERMO JIMÉNEZ
Un día me dijo el ilustre brasileño de Taquara, Pedro Otro Bumbel, entrenador que fue del Elche CF (en mis tiempos ilicitanos, de julio del 70 a enero de 76) que en el fútbol se pasa del 0 al 80 y del 80 al 0 con suma facilidad. Eso se resume en este sencillo aserto: en un segundo cambia la opinión del mundo. Depende de los hechos y sus interpretaciones. No tengo la menor duda que Bumbel era un preparador listo, de Primera División (At. Madrid, Valencia, Santander...) al que pillé en la cama, griposo y con un gorro ruso en su cabeza, en su chalet de Santa Pola, leyendo "Arquetipo”. No sé de qué diablos leía esa mañana el míster que fue del Valencia y del equipo de los elcheros en Primera, pero agradecí que me recibiera en su domicilio y con décimas de fiebre para una entrevista para La Verdad.
A Paco Belmonte le pareció maravilloso, el mejor partido de la campaña, el hecho por el FC Cartagena en Huelva (1-1) y después no ha tenido inconveniente en proclamar que una semana más tarde la ha cagado olímpicamente en Sevilla, con la peor actuación hasta le fecha ante el colista Betis B, que se creció como si le hubiesen inyectado levadura en el desayuno del día para hacer el pan de la jornada. Por eso aludo arriba lo del 0 al 80 y viceversa para ir entrando en materia.
Y de lo que ocurrido en las horas recientes, desde el domingo a mediodía. Resalto lo que considero es el discurso más sincero y corto de la historia reciente del FC Cartagena, dirigido por un dirigente del fútbol albinegro. ·”Decepcionado” dejó escrito Paco Belmonte en un tuiter de una solitaria y viuda palabra con mucho contenido y que daba para pensar. ¿Para qué decir más? Aunque lo demás ya lo ha dicho en algunos medios en horas siguientes. Afán continuista, defensa férrea del proyecto, nada de echar por la calle de en medio y descartando que se vaya a romper después de once semanas su apuesta por Victor Fernández. No ha dicho lo mismo Belmonte de algunos futbolistas. El mercado de enero dictará sentencia y algunos tendrán que ponerse ya un cohete en el trasero pero salir disparados y mejorar rendimientos.
Para una persona expuesta a que le critiquen hoy que la plantilla que organizó con pretendido esmero en verano, por descompensada, es una decepción no ganar donde todo el mundo menos el Jumilla ha vencido. Comprendo que PB se llevase el berrinche al ver la incapacidad para ganar en el campo B del Betis B y no digo más porque no vi el encuentro. La 7tv no nos hizo ese regalo de darlo en directo y lo entiendo pero me figuro los fallos del equipo y también comprendo que Víctor Fernández esté en el punto de mira crítico de bastantes de sus admiradores. Son los resultados, ¡Ah! Puñeteros resultados.
Bumbel, entrenador brasileño, ya halaba en los 70 de lo fácil que es pasar del 0 al 80 y del 80 al 0...en fútbol.
Pero me agarro a lo que me decía el mítico erudito Bumbel acerca del rápido cambio de opiniones del público en un pispás. Así era, así es y así será al menos en el mundo voluble del fútbol donde la opinión cambia. De entrada hay un partido con el Granada B que no quiero escribir puede ser el del punto de inflexión porque me recuerda a Juan Señor, que abusaba del uso del tópico de las inflexiones y de los puntos de arranque en su etapa del Cartagena, de la que salió disparado por sus escasos aciertos como técnico en la etapa de Luis Oliver que se trajo al internacional, para relevar al cordobés Pepe Murcia, y así le fue. Tuvo que ser al final Miguel Rivera el tercer entrenador contratado en la campaña.
Sin ser una final a estas alturas del campeonato, el encuentro con los granadinos este domingo que viene es un reto para que los jugadores y el responsable en el banquillo se pongan las pilas con el propósito de que Paco Belmonte tenga que cambiar su discurso en el próximo tuiter dominical, tornando su decepción por la alegría de un triunfo asentado en la respuesta positiva del equipo. Me gustaría a eso de las ocho de la tarde del domingo un tuiter que dijese, con la firma del dueño del club: "Contento y satisfecho”.
Si no fuese así, mala cama tendría el perro.
