sábado. 20.04.2024

El Efesé, mi nostalgia

PABLO HUERTAS VALVERDE   El título que precede a este artículo pretende ser un homenaje a mi abuelo Isidoro Valverde, que además de un fuera de serie en muchos aspectos, fue cronista deportivo en varios diarios de Cartagena durante los años 70, y cronista oficial de la ciudad a finales de los...
PABLO HUERTAS VALVERDE
 
El título que precede a este artículo pretende ser un homenaje a mi abuelo Isidoro Valverde, que además de un fuera de serie en muchos aspectos, fue cronista deportivo en varios diarios de Cartagena durante los años 70, y cronista oficial de la ciudad a finales de los 70 y principios de los 90. Y quién mejor que un amigo suyo, Guillermo Jiménez "Willy”, para revisar y corregir mis probables carencias de estilo periodístico. Mi agradecimiento por compartir generosamente conmigo sus conocimientos y este espacio informativo, y además transmitirme un poco más de ilusión por nuestro querido Efesé.
 
Mis primeros recuerdos de fútbol son del Estadio de El Almarjal, un año antes de que el Cartagena F.C. descendiese a 2ªB, allá por el año 86-87. El fútbol tenía entonces ese significado y ese sabor especial que tiene para cualquier niño que empieza a acudir al campo, totalmente ajeno a algunos significantes actuales tan aburridos como "galáctico”, "cláusula de rescisión” o "derechos de televisión”. Mi privilegio fue, además, hacerlo acompañado de mi padre, y a veces también de mis dos abuelos, circunstancia que rara vez se dio fuera de aquel entrañable recinto. Recuerdo las almohadillas con el símbolo de la cruz roja que con frecuencia terminaban en el campo, el olor a cigarro puro en la tribuna, las continuas desapariciones del balón por encima de la valla que daba al Paseo de Alfonso XIII, y la pequeña conmoción que me supuso ver irrumpir en el campo a un hombre descamisado que fue rápidamente reducido por la policía. Pero sobre todo, cómo olvidar a aquél personaje tan simpático que, sin prestar mucha atención al partido, dedicaba los noventa minutos a perseguir al linier por toda la banda para decirle un montón de cosas que no conviene reproducir aquí, pero que sin duda cumplían una loable función, poniendo voz al sentimiento de todos los espectadores.
 
Hay que reconocer que, si bien a lo largo de los años la afición cartagenera no siempre ha podido presumir de cifras de asistencia al estadio, en ingenio para condicionar al árbitro y al equipo contrario más de una vez habríamos merecido la primera división. Por ejemplo, no sé en qué momento se dejó de corear en el Municipal ese cántico tan simple, bello y expresivo: ¡Borreeeeego! ¡Con qué emoción lo percibía, y cómo me desgañitaba para cantarlo siendo todavía un niño! En ciertos momentos, la posibilidad de unirse a la masa y desconectar de todo lo demás, siempre dentro de los límites de la legalidad y el civismo, tiene un punto mágico, y una de las mejores formas de hacerlo es en un campo lleno que canta al unísono.
 
Uno de los más recordados debuts de canteranos de aquella época fue el del habilísimo Pedro Cordero. Según contaba mi abuelo años después, al oír el nombre del jugador, alguien dijo desde la grada "¿un cordero nos van a sacar? ¡si ya tenemos a una panda de cabritos!”
 
Pasado el tiempo, ya en el Cartagonova, seguí siendo un asiduo de la tribuna, donde junto a mi familia más cercana se sentaba algunos tíos algo más lejanos a los que recuerdo con gran cariño, los hermanos Ginés y Jose Luis Huertas Martínez. Recuerdo también a Simón Ruiz (padre e hijo), y a un señor mayor cuyo nombre desconozco pero que cada vez que decía algo en voz alta provocaba las risas de todos los que andábamos por allí. 
Un poco más adelante cambié de grada para acompañar en los fondos a la Peña El Cortijo, de la que mi tío Carlos era miembro. Fue en aquel ilusionante final de temporada 90-91 con Voltaire García en el banquillo, con una nutrida presencia de cartageneros en el equipo (Requena, Rai, Palomeque, Paco Sánchez, Egea, Bartolo, Ruiz López, Cordero, etc). 
 
Desde entonces hasta hoy, y siempre que el tiempo me lo permite, suelo asistir al campo bien acompañado de amigos y familia, y todavía me produce una alegría especial encontrarme con antiguos compañeros del colegio Maristas, que comparten desde hace muchos años las "desventuras y alguna que otra ventura del Efesé”: Antonio Martínez, Joaquín Salinas, Alberto Cano, Nicolás Moya, los hermanos Madrid, Gregorio Cañavate…
Después de toda esta reseña nostálgica, quisiera dedicar algunos párrafos a la actualidad del F.C. Cartagena, que es el actual equipo representativo de la ciudad, y al que me veo obligado a seguir desde lejos, pese a mi condición de socio. Creo que en los últimos años ha habido tres nombres propios a los que hay que agradecer la no-desaparición del equipo (aunque seguro que han sido muchos más los que han colaborado; vaya desde aquí mi reconocimiento a todos ellos). Esos tres nombres propios son el de mi también amigo Fran de Paula (al que yo siempre conocí como "Fran Guti”), el del entrenador Palomeque, y el del actual dueño del club, Paco Belmonte. Es innegable que sin la participación de cualquiera de ellos no estaríamos donde estamos ahora.
¿Y dónde estamos, que merezca tanta celebración? Podrán preguntarse, y no les culpo, aquellos que conocieron al Efesé en puestos de ascenso a primera división. Yo opino que los aficionados al fútbol de Cartagena estamos en un momento dulce:
 
-En primer lugar, porque como bien ha señalado Francis Moya en un artículo reciente, vuelve a haber cartageneros en el primer equipo, y por cierto, destacando entre los mejores de la plantilla. 
 
-En segundo lugar, porque por primera vez en mucho tiempo se observa cierta sintonía -cuando no complicidad- entre los dueños del club principal de Cartagena, el cuerpo técnico, la plantilla y la afición. Y eso, resultados aparte, es un paso importantísimo. 
 
-En tercer lugar, porque se oye hablar de la ilusionante creación de una nueva cantera para el F.C. Cartagena, pero además ya tenemos a nuestro Viejo Efesé repitiendo varios años en la élite del fútbol base, y colaborando nada menos que con el equipo de la UCAM CF, que en pocos años se ha ganado el respeto de toda la Región. Y ya que estamos, por qué no citar a los equipos de Santa Ana, Ciudad Jardín, Minerva, Dep. Minera… que están destacando a nivel regional en varias categorías.
 
-Por último, es una gran noticia la consolidación de Pinatar Arena y La Manga Club como referentes para los equipos de alto nivel que año tras año hacen su pretemporada en nuestra tierra plagados de grandes jugadores. 
 
Cuanto más y mejor fútbol haya, tanto mejor para el aficionado, para la hostelería y para tantos y tantos niños que disfrutan cada día entrenando y compitiendo en su deporte favorito. 
La mejor de las suertes para todo el fútbol cartagenero


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