viernes. 19.04.2024

España: campeona e impecable

Lo primero que se me ha ocurrido al terminar el partido de España contra Italia ha sido  acordarme de las palabras que pronunció este delantero lleno de talento y cortocircuitos mentales, fiel imitador de Gladiator y capaz de lo mejor y de lo peor: de hacerle un doblete a Alemania...

Lo primero que se me ha ocurrido al terminar el partido de España contra Italia ha sido  acordarme de las palabras que pronunció este delantero lleno de talento y cortocircuitos mentales, fiel imitador de Gladiator y capaz de lo mejor y de lo peor: de hacerle un doblete a Alemania o de propinar una brutal patada a Song. Le perdono. Éste su deseo, manifestado hace unos días, fue más producto del apelativo de orangután con el que le caricaturizó, no hace demasiado tiempo, La Gazzeta dello Sport, que de los reprimidos sinsabores de una juventud durísima de la que fue rescatado por la familia Balotelli. Todos reconocemos su inconmensurable talento pero también que sus veleidades son producto de una infancia complicada que le ha marcado de por vida. Hoy, con esa premonitoria frase se ha equivocado, no sólo no ha marcado sino que ha terminado un poquito desquiciado y físicamente roto.

En el último artículo sobre nuestra Selección, titulado ¡Triunfal España!, que escribí y publicó SPORTCARTAGENA exponía que había desistido bajar a bañarme a la bahía marmenorense y ponerme debajo de la sombrilla, que no lo hacía porque me vuelvo loco contemplando neveras, sombrillas y cocodrilos hinchables. Una playa con tantas cosas es un asco. Y mi deseo no es bañarme con mascarilla.

Si esta decisión de quedarme en Garnacha le dio suerte a nuestra Selección contra Portugal, hoy, como además es domingo y las neveras, sombrillas, cocodrilos hinchables se han multiplicado por mil, y como estoy harto de la playa, desistiré porque ningún sitio produce más daños, fiebres, confusiones intestinales y toda suerte de males a niños, jóvenes y ancianos y más si, como hoy, es domingo y se ha juntado toda la huerta al borde de la orilla salitrosa. La playa no es un premio, sino un durísimo castigo. Vuelvan a hacerme caso. Vuelvan a desistir. Aguanten y gocen como hoy lo ha hecho España y celébrenlo, por aquello de hacer patria y dar salida a los cítricos del campo cartagenero, con un Limoncello: licor típico de Italia,
concretamente de la Costa Amalfitana, en el Golfo de Nápoles, donde se cultivan los limones utilizados para su elaboración, exclusivos de esta zona. Consúmanlo frío, casi helado y brinden con él por el grandioso triunfo de esta impecable campeona.

España le ha ganado y ha desmoronado esta tarde noche la armonía de Italia sin quitarse las chancletas de la playa porque ha sido el equipo italiano el que ha sido pillado en “chancletas” o con la chinela sin talón puesta para usarla dentro de casa. Los italianos de Buffon, Pirlo, Casano y Balotelli han estado en chancletas durante todo el partido, abandonando las pautas de su comportamiento futbolístico tradicional y convirtiéndolo en un auténtico juego chancletero.

España es, ha sido y deseamos siga siendo una auténtica bella señora a la que nunca, no recuerdo, le fallan los trucos mágicos de su buen juego siendo por eso por lo que gana.
España, desconectando a Pirlo, ha sido como ese colosal monumento que me cuentan existe  alrededor de uno de los estadios en los que se ha jugado esta Eurocopa y que parece entonar el  Goodbye Lenin, ha invitado a Italia ha marcharse de esta Eurocopa 2012 con el rabo entre las piernas de su orgullo.

España ha congelado el ademán futbolístico italiano como quedaron congelados esos obreros y soldados soviéticos mirando con fiereza el horizonte. Atrás queda Italia como atrás y destrozados quedaron esos carros de combate,  modelo T, con la estrella roja pintada en el blindaje.

Aquí en Kiev, en su estadio olímpico, lugares gratísimos a coleccionar en el baúl para los recuerdos futboleros españoles, los dos equipos mediterráneos han ido a trabarse en un partido tremendo en el que sólo ha jugado España en sus memorables 15 primeros minutos, en sus memorables cuatro goles, en su memorable sistema defensivo, en el soberbio partido de Xavi, Jordi Alba y de nuevo Iniesta, trilogía mágica de esta Selección impecable campeona.
España ha agotado la Eurocopa ganándola y sin haber resuelto las dudas acerca del 9, ni falta que ha hecho. Ahí ha estado Fábregas y, cuando se ha necesitado, el niño Torres.

España, también esta noche, ha tenido una psicología poderosa, también cuando el juego se desgarraba en tedios sin profundidad o el rival demostraba conocer la fórmula de la desactivación, eso sucedió cuando España ya ganaba y hasta el final del primer tiempo en el que con el segundo gol se marcharon al descanso. A partir de ahí Italia no existió y entró en un estado agónico y comenzó la fiesta y el baile español palpitando hasta el final.

Hablando de Italia, y puesto que tenemos en común la cultura de raíz latina  y a pesar de que nuestros bachilleres ya no estudian latín, les diré para que lo recuerden, que deberán tener en cuenta a Ortega y Gasset  cuando escribió aquello de “Delenda est monarquía” y que desde hoy deberá ser sustituido, para colocarlo en el frontis del arco triunfal nacional por un mayúsculo Delenda est Italia. España, tricampeona de Europa. Suena raro, pero es así.

Se habló de Holanda, de Rusia, se incidió en los cuartos de final contra Francia, de la eterna suerte de Alemania y de la competitividad bizcochada de Italia. Nada de eso. Ni hablar. Un gol de Mata, el cuarto, en el Olímpico de Kiev pasado el minuto 90 y  por lo tanto en la prolongación dio a España su tercera Eurocopa. Al fin, una bella historia que contar a los nietos, yo ésta la presencié junto a dos de ellos.

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”. Dies 7/1: Kalendae Iuliae. Nº 244.
http://lamedusapaca.blogspot.com.

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