jueves. 18.04.2024

España se olvidó del “Biscotto”

Hay que recordar esta noche aquello: “de Madrid al cielo y de Gniewino, vía Gdansk, “al séptimo cielo”, aunque haya sido sufriendo. Ya podemos iniciar la construcción de pancartas en las que se pueda leer: ¡“Seleccionados, qué grandes sois! Grandes de España y los más Grandes de la historia del...

Hay que recordar esta noche aquello: “de Madrid al cielo y de Gniewino, vía Gdansk, “al séptimo cielo”, aunque haya sido sufriendo. Ya podemos iniciar la construcción de pancartas en las que se pueda leer: ¡“Seleccionados, qué grandes sois! Grandes de España y los más Grandes de la historia del fútbol. Lo sé: soy tenazmente terco, empedernidamente tenaz. Soy así. A esta Selección, que ya es Príncipe de Asturias, hay que, en su reconocimiento, condecorarla con algo más. Ahora mismo, si exceptuamos a Nadal, en España, nadie es tan Grande, de Grande de España, de Grande que ennoblece y ensancha la “marca España”, como esta Selección.

Más de tres cuartos de España, sé lo que escribo, llora de alegría y felicidad en este momento al romperse la tensión acumulada en el ánimo de cada uno de los españoles de bien. Creo, como casi todos, en los que hacen patria y estos muchachotes son los grandes hacedores. Creo en los que tararean el Himno Nacional. Creo en los que hacen izar, aquí en el Mar Menor todo él es un mar de banderas, la Bandera de España. Creo en los valores que nos hacen Grandes. Y creo en los que en esta noche nos han dotado de una cantidad inmensa de alegría y felicidad.

Lo dijo Torres deseando que el fútbol de La Roja fuese una vía de escape para los ciudadanos que peor lo están pasando. “Nosotros hablamos de fútbol en el vestuario. Sabemos la situación del país porque tenemos familiares o amigos pasando malos momentos. Si esto puede ser una vía de escape, pues es una motivación extra. Ojalá podamos dar una alegría a la afición y hacer del fútbol una herramienta para sacar una sonrisa”. Nos la han dado, vaya si nos la han dado. Ya estamos en cuartos y nos marchamos de la tierra en la que sonó “El tambor de hojalata” como primeros de grupo.

Esta Selección que comenzó, en su partido contra Italia, sembrando pesimismo, se marcha de Gdansk sembrando optimismo y afabilidad, destilando talento y arte y también sufrimiento y cansancio. Es que son españoles y los españoles somos afables por naturaleza y también, por naturaleza, pesimistas, sufridores, talentosos y artistas.

Y criticones, muy criticones. Afables, criticones y pesimistas. Salvo nosotros, los españoles todos, desde los ingleses a los franceses pasando por los italianos, holandeses y hasta los rusos creen que, visto lo visto hasta ahora, la Selección de los “pequeños” sigue siendo la gran favorita.

Contemplando el partido me he olvidado de Satán, del Rapto de Europa que escribió mi admirado y paisano Luis Díez del Corral y Pedruzo, de los mercados, rescates, e intereses que nos tienen tiesos y al borde de un ataque cardiaco y me he acordado de la otra Europa, la del fútbol, de esa que no ha hecho otra cosa sino ofrecernos, fetén y esperanzadores goles. España, sufriendo para ganar, vale un potosí, tanto que un jugador irlandés, tras el mortificador 4-0, manifestó que perder con un equipo como España no lastima. “Ver a esta España, es aprender”.

Contemplando el partido he recordado a Robert Prosinecki, jugador croata que fue del Estrella Roja de Belgrado, Real Madrid, Barcelona, Oviedo y Sevilla en los años noventa. Aquel que manifestó: “Sé que fumar no es bueno para un deportista, pero me relaja. Es el único vicio que tengo. Además, nadie vive cien años”. Y también he recordado a Davor Suker

¿Si estos dos jugadores hubiesen estado esta noche sobre el césped del estadio PGE  Arena hubiese habido “biscotto? Antecedentes los hay, fundamentalmente con Suker, cuando llegó a reconocer que “él ganó una prima a terceros del Atlético de Madrid, en su temporada del doblete, cuando jugó con la camiseta del Sevilla en el Camp Nou ante el Barcelona”.

Como éstos no han jugado, no ha habido ni “biscotto”, ni relajación, ni favoritismos, ni cálculos con los jugadores apercibidos de sanción, ni oportunidad para los suplentes, ni amaño o empate a dos. Nada de eso ha condicionado el enfrentamiento contra Croacia en Gdansk. Aquí y ahora todo ha sido diferente. España ha disputado este partido y ha ganado en un agónico gol de Navas, en preciosa jugada tejida entre Fábregas e Iniesta.

Soltó tal patadón Jesús Navas que fue todo un desahogo nacional. Croacia ha sido lo que se esperaba: muy competitiva, ordenada y con tesón, dura, muy dura, casi al limite de dureza y algo temerosa, pero con toda su artillería al saber que Italia le ganaba a Irlanda y es que: “Cuando juegan, sienten su país”.

España está en cuartos de final y es de desear que los juegue contra Ucrania, mejor que contra Inglaterra y mucho mejor que contra Francia. Eso sería un vaho balsámico, prendido con cuatro gritos para dejar a la peña suave hasta la próxima partida. La gente quiere cancha, estadio y fiestón seguro, otros: cara de naufragio.
 
Por cierto, Antonio Gramsci, italiano y marxista decía que el fútbol es “el reino de la lealtad humana ejercida al aire libre”. ¡Por favor, que se enteren Cesare Prandelli y el deslenguado Marcello Lippi: España todavía tiene espacio de credibilidad!  Europa empieza a tiritar.

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”. Dies 6/18: ante diem quartum decimum  Kalendas Iulias. Nº 241.

http://lamedusapaca.blogspot.com.

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