Ya estamos en las quinielas

Que no me enfadaba porque perdieran y no subieran sólo por el hecho futbolístico, sino fundamentalmente por lo que se estaba perdiendo año tras año la ciudad que amo sobre todas, aunque me dé muchos disgustos. Un gran altavoz para la promoción integral de la ciudad, que algunos -¿qué pasa con el Ayuntamiento?- parece que todavía no se han enterado.

Lo primero es tener una casa bien bonita para recibir a todos los huéspedes que se avecinan, pero ya saben cómo es siempre Cartagena -¿entienden por qué me irrita tanto?- y su dejadez asombrosa. Arreglen el estadio y pónganlo en condiciones, que los visitantes –en caso contrario- nos van a poner a parir y, lo que es peor, vamos a dar una imagen deplorable. Cabinas de periodistas, servicios, limpieza total y…trato exquisito a los que pagan, con sus asientos bien numerados como en cualquier ciudad civilizada. Y lo exijo en mi condición de cartagenero, de periodista y de socio.

Porque –dénse prisa- ya estamos en las quinielas, en la tercera jornada, y esto no es más que el principio…No desaprovechemos la oportunidad trescientas mil. Unos de los golpes que me heló la sangre fue cuando dejamos que se llevaran el submarino a Torrevieja y esta ciudad, que no tiene nada que ver con el tema, hizo el gran negocio, porque les regalamos miles de visitantes anuales. Todavía bramo cuando lo recuerdo. Siempre que lo cuento en Madrid, no se lo pueden creer y me hacen preguntas tremendas y comentarios no reproducibles.

Reconozco, y me duele escribirlo, que cada vez creo menos en Cartagena, pero sigo creyendo.