16 de junio de 2010, 2:00
Aumentado lo bueno, sí, hay que tirar a la basura todo lo malo, que es bastante pero menos que lo bueno. Aunque de eso hablaré a partir del sábado tras el Albacete.El petardazo ante un Recre con el portero suplente y otros suplentes sólo ha valido para sumir en la tristeza resignada y en la amargura contenida e incluso en el fatalismo a los más ilusionados y sentimentales, y también a los realistas.
Se podía esperar lo peor tras el desastre de una corrida en la que había seis toros peligrosos (el más asequible el llamado Huelva, ya ven). Mal en el primero, en Salamanca con “ayuda” arbitral incluída. Peor que mal ante el segundo toro, el Levante, con las acostumbradas “gracias” inexplicables por ilógicas de Jim y además arbitraje canallesco, buena faena en el tercero en Córdoba, se les fue el cuarto llamado Hércules con la fábrica “Caprichos Jim” al máximo y finalmente el quinto, enterito, al corral, con otras genialidades de nuestro incoherente entrenador que perdió los papeles del todo desde la derrota ante el Betis. Aunque enseñó el plumero mucho antes.
Podía esperarme no subir quedándonos a igualdad de puntos con Betis al final de la Liga, igual con el Hércules, incluso no ganar al Albacete y dejando ir el ascenso en ese partido que pudo ser decisivo. Pero la tristeza y la pifia de Huelva es que no me la explico. No la entiendo. Es lo peor que nos podía ocurrir. Para eso nos debieron quitar la ilusión mucho antes y no dejarnos sin caramelo en el penúltimo. Quiera Dios que España, que lleva una vida paralela al FC, no caiga en el penúltimo. Es decir, en las semifinales.
De momento no voy a decir más. Sólo acordarme del día de San Antonio de Padua, fecha de la gran pifia. San Antonio de Padua, que no se llamaba Antonio ni era de Padua, pero que con su gran convento, visitadísimo, llena a su ciudad de adopción de gran riqueza todos los días. Igualito que nosotros con nuestros Cuatro Hermanos Santos y con la tradición de Santiago.
Lo siento también por los mayores de 60 años que posiblemente no verán otra igual como no sea desde el más allá. Pero ¿por qué no el año que viene o dentro de dos o tres como han esperado la Real y el Hércules y otros tantos?. Esta posibilidad se dará si atiende el club y la afición al título de mi artículo y a las palabras, que copio a continuación, de José Carlos García Raymundo, cartagenero en Valencia, gran entendedor de fútbol, inteligente, serio, frío para poder pensar y poniendo la cabeza siempre por encima del corazón, coautor conmigo del libro “Desfilar por CT en Semana Santa : El paseo más hermoso”, ya en camino de su tercera edición. Su análisis de futuro ha sido publicado en La Vara, portal procesionista, pero que este año, ante el tsunami FC, ha dado cabida también al fútbol:
“Pues sí que resulta doloroso, tras haberse hecho a la idea de que el ascenso estaba chupao, darse cuenta de la cruda realidad y quedarse en “el infierno”. No obstante, estamos en lo de la botella medio llena o medio vacía. ¿Se pueden sacar conclusiones positivas de esta temporada?. Parece que bastantes. Por ejemplo, el Efesé ha demostrado que tiene una buena estructura, encabezada por un presidente que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Ha demostrado que es capaz de sacarle partido al dinero que posee. Ha acabado la Liga sin deudas, cosa –por lo demás- extrañísima en nuestro fútbol. Ha entrado en la élite de los equipos de Segunda, lo que le sitúa en condiciones de poder recibir chavales en formación de equipos de Primera o cedidos de lujo. Posee un bloque que, obviamente, hay que remozar y reforzar. Posee una afición que, por primera vez, se cree que podemos subir a Primera y estará dispuesta a ayudar. La ciudad ha estado “sonando” un año en boca de todos. La situación es tan increíble que puede depender el descenso del poderoso Murcia del Efesé (por cierto, espero que si, en efecto, depende del Efesé, se gane al Albacete y no estropeemos más la situación de “otros objetivos”).
Cierto que la temporada ha sido buena, pero ya se acaba y no garantiza que lo sea la próxima, salvo que se vuelva a hacer un buen trabajo. Hay que pensar que a la Real Sociedad le ha costado tres años volver a Primera, a pesar de su estructura y sus equipos clientes. En fin, veremos lo que trae el futuro, pero esta temporada hay que despedirla con una sonrisa”.
Se podía esperar lo peor tras el desastre de una corrida en la que había seis toros peligrosos (el más asequible el llamado Huelva, ya ven). Mal en el primero, en Salamanca con “ayuda” arbitral incluída. Peor que mal ante el segundo toro, el Levante, con las acostumbradas “gracias” inexplicables por ilógicas de Jim y además arbitraje canallesco, buena faena en el tercero en Córdoba, se les fue el cuarto llamado Hércules con la fábrica “Caprichos Jim” al máximo y finalmente el quinto, enterito, al corral, con otras genialidades de nuestro incoherente entrenador que perdió los papeles del todo desde la derrota ante el Betis. Aunque enseñó el plumero mucho antes.
Podía esperarme no subir quedándonos a igualdad de puntos con Betis al final de la Liga, igual con el Hércules, incluso no ganar al Albacete y dejando ir el ascenso en ese partido que pudo ser decisivo. Pero la tristeza y la pifia de Huelva es que no me la explico. No la entiendo. Es lo peor que nos podía ocurrir. Para eso nos debieron quitar la ilusión mucho antes y no dejarnos sin caramelo en el penúltimo. Quiera Dios que España, que lleva una vida paralela al FC, no caiga en el penúltimo. Es decir, en las semifinales.
De momento no voy a decir más. Sólo acordarme del día de San Antonio de Padua, fecha de la gran pifia. San Antonio de Padua, que no se llamaba Antonio ni era de Padua, pero que con su gran convento, visitadísimo, llena a su ciudad de adopción de gran riqueza todos los días. Igualito que nosotros con nuestros Cuatro Hermanos Santos y con la tradición de Santiago.
Lo siento también por los mayores de 60 años que posiblemente no verán otra igual como no sea desde el más allá. Pero ¿por qué no el año que viene o dentro de dos o tres como han esperado la Real y el Hércules y otros tantos?. Esta posibilidad se dará si atiende el club y la afición al título de mi artículo y a las palabras, que copio a continuación, de José Carlos García Raymundo, cartagenero en Valencia, gran entendedor de fútbol, inteligente, serio, frío para poder pensar y poniendo la cabeza siempre por encima del corazón, coautor conmigo del libro “Desfilar por CT en Semana Santa : El paseo más hermoso”, ya en camino de su tercera edición. Su análisis de futuro ha sido publicado en La Vara, portal procesionista, pero que este año, ante el tsunami FC, ha dado cabida también al fútbol:
“Pues sí que resulta doloroso, tras haberse hecho a la idea de que el ascenso estaba chupao, darse cuenta de la cruda realidad y quedarse en “el infierno”. No obstante, estamos en lo de la botella medio llena o medio vacía. ¿Se pueden sacar conclusiones positivas de esta temporada?. Parece que bastantes. Por ejemplo, el Efesé ha demostrado que tiene una buena estructura, encabezada por un presidente que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Ha demostrado que es capaz de sacarle partido al dinero que posee. Ha acabado la Liga sin deudas, cosa –por lo demás- extrañísima en nuestro fútbol. Ha entrado en la élite de los equipos de Segunda, lo que le sitúa en condiciones de poder recibir chavales en formación de equipos de Primera o cedidos de lujo. Posee un bloque que, obviamente, hay que remozar y reforzar. Posee una afición que, por primera vez, se cree que podemos subir a Primera y estará dispuesta a ayudar. La ciudad ha estado “sonando” un año en boca de todos. La situación es tan increíble que puede depender el descenso del poderoso Murcia del Efesé (por cierto, espero que si, en efecto, depende del Efesé, se gane al Albacete y no estropeemos más la situación de “otros objetivos”).
Cierto que la temporada ha sido buena, pero ya se acaba y no garantiza que lo sea la próxima, salvo que se vuelva a hacer un buen trabajo. Hay que pensar que a la Real Sociedad le ha costado tres años volver a Primera, a pesar de su estructura y sus equipos clientes. En fin, veremos lo que trae el futuro, pero esta temporada hay que despedirla con una sonrisa”.
