sábado. 20.04.2024

FC Cartagena: Cuatro evidencias para salvarse

Ese catastrofismo es tan libre como pernicioso y contagioso y conviene aislarse de los impulsos creo que bienintencionados en la mayoría de casos, pero en otros guiados por la falta de rigor de los falsos 'Nostradamus' o por el mero propósito de fastidiar al vecino. Primera evidencia: El Cartagena está en...
Ese catastrofismo es tan libre como pernicioso y contagioso y conviene aislarse de los impulsos creo que bienintencionados en la mayoría de casos, pero en otros guiados por la falta de rigor de los falsos 'Nostradamus' o por el mero propósito de fastidiar al vecino.

Primera evidencia: El Cartagena está en estos momentos mucho mejor que después de la 9ª jornada de Liga en la que navegaba con 2 míseros puntos, era colista y estaba a 7 puntos del Villarreal B, que marcaba el inicio de la salvación.

Este Cartagena de nuevo acosado por complejos de inferioridad generados por esa inseguridad con la que coquetean muchos (hasta la próxima victoria, claro, tras la que todos volverán a ser magníficos)  se encuentra hoy mejor en juego (con todas las lagunas que existe, todas corregibles), mejor en ánimo, mejor en ambición, con mejor plantilla y con una afición que no lo abandona. Con estos factores sería suficiente para pelear hasta el final con muchas garantías.

Me estoy fijando en lo que hacen los colegas de sufrimientos Nástic, Girona, Huesca, Villarreal B y los que están en lista de espera y que en tres o cuatro semanas se pueden incorporar al pelotón de los torpes. Nadie ha escapado aún a los riesgos y la zozobra lo normal es que sea compañera de Alcoyano, Xerez, Guadalajara y otros, además de los 'fijos de obra' desde el comienzo del edificio de la competición.

Segunda evidencia: La adversidad por encima de lo normal. No estoy contando milongas. Echo mano de los tres últimos encuentros y me olvido de partidos que injustamente se perdieron (el derbi con el Murcia, gracias al gran partidazo del portero Alberto) y llego a la conclusión de que objetivamente perder ante el Deportivo en Riazor, en el Cartagonova ante el Hércules y en Barcelona no es ningún deshonor ni ninguna catástrofe que no sea reparable en ‘la otra la Liga’..

Se enfrentaban los albinegros a tres de los mejores equipos de la Liga Adelante las tres últimas semanas. Y además analicemos las circunstancias. No hace falta escudarse en viejas estratégicas de culpar a los árbitros para engañar a bobos y justificar derrotas.

Los aficionados ya son mayorcitos y saben que no hay que inventarse que Pino Zamorano abortó con la injusta expulsión de Mariano toda posibilidad de reacción del equipo en el minuto 66, con veinticuatro minutos por delante y un equipo en alza, que comenzó mal el partido pero que se rehizo. ¿Qué sucedió una semana antes en Riazor con Ocón Arráiz?

¿Acaso la rigurosísima expulsión de Abraham Paz no perjudicó los intereses del Cartagena? ¿Y ante el Hércules? No se puede aislar el factor arbitraje para focalizar el peso de la derrota en el mal juego del equipo. No se puede banalizar el arbitraje de Pino Zamorano, que no marcó los goles del Barça B pero ayudó y mucho a los niños culés. ¿Es que no cuentan los adversarios en el fútbol? El potencial de los tres últimos rivales era teórica y prácticamente superior.

El Cartagena quiso pero no supo, no pudo y no lo dejaron. ¿Qué clase de equipo hay que ser para salvar todos esos escollos? Un equipo de otro planeta con Messi incorporado.

Tercera evidencia:
Hoy el entrenador de la simpatía es un crack y mañana es un indocumentado. Por favor. Hoy todo el mundo (incluso un sector de la prensa) se enamora de Carlos Ríos, acepta sus besos (las señoritas) tras las ruedas de prensa y mañana se desenamora como por ensalmo.

Todo por la culpa de tres derrotas encadenadas con muchísimos atenuantes sobre la mesa. Vale, las atenuantes no sirven para nada pero en los juicios tienen su peso. Quien no quiera verlos que no los vea. Aquí nadie ha engañado a nadie: el Cartagena ha reestructurado su plantilla como mejor ha podido, con prudencia, sigilo y modestia, y trajo tres futbolistas faltos de ritmo pero llamados a mejorar a corto plazo.

Yo no veo en el panorama de la Liga Adelante seis o siete equipos mejores (en predisposición, en ambición y en juego, con todos los errores) que  el cartagenerista y escribo en este punto con pleno conocimiento de causa, pues la televisión me permite ver todos los finales de semana todos los partidos de Segunda que es posible ver.

Cuarta evidencia:
El calendario se muestra ahora retador con el Cartagena. Ya no hay rémoras de lesiones importantes. Goiría y Maldonado buscaron nuevos horizontes y ya no son lastre. Tampoco espero lo sea Bolado.

Se dan circunstancias positivas para emprender la auténtica escalada. Pero no se le podrá pedir que se juegue como el Barcelona de Xavi e Iniesta y remate a gol como el Real Madrid y su ametralladora Cristiano. En el equipo de Carlos Ríos no se alinea Supermán. Los jugadores están coordinados por un entrenador ambicioso al que hay que dejar trabajar como es.

Sería mejor que desecháramos los aires de grandeza, siendo como es el Cartagena un equipo más, aunque su dueño proclamó la pelea por el ascenso. La realidad es que a esta plantilla –aceptable para Segunda- no se le puede exigir más de lo que ya está dando.

Dejemos el ‘veletismo’ al lado. Los cambios de criterio a impulsos solo de los resultados deportivos. Siempre mandan los resultados pero hay que analizar el por qué de las cosas. Si es sin apasionamientos, mucho mejor.

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