Como estamos en pleno inicio de la temporada taurina y viendo, en esta fría tarde de primavera, el resultado con el que ha terminado el partido en el Cartagonova, digo que el Fútbol no es igual que la fiesta de los toros. En los toros- siempre se ha dicho – que sus figuras comienzan la temporada en Fallas y la concluyen en el Pilar. En el fútbol no, según un sabio del fútbol, el sabio de Hortaleza, D. Luis Aragonés “la Liga se decide en los últimos ocho partidos”. Si esto es verdad para ser campeón de Liga, que no lo dudo, lo mismo deberá serlo para caer o librarse del infierno de la 2ª B.
Acaba de terminar el décimo tercer partido de los que le restan al FC Cartagena para llegar hasta la conclusión de esta liga. A pesar de su guarismo, el 13, se ha empatado y se ha empatado sin que el equipo hoy haya parecido descompuesto, ¡Vuelven las supersticiones, maleficios, malos agüeros y negros conjuros! Ahora ya no se está a tres puntos de la salvación, esos tres puntos que desde hace demasiadas jornadas parecían ser el punto de inflexión. No se ha vencido, se ha conseguido un solo punto y ya se está a cinco de la SD Huesca que, como hay que ir todavía al Alcoraz, nos conduce a decir que el Efesé no solo depende de él mismo.
¡Qué locura! No deseo pensarlo porque luego aparece el maleficio de La Lechera, rompe el cántaro, se desparrama toda la leche y ese río de lactosa arrastra todas nuestras ilusiones que, a estas alturas del camino, ya están suficientemente haraposas y empolvadas por los continuos arrastres padecidos hasta aquí.
Pero hoy tampoco ha sido posible encontrar la belleza futbolística, este resultado puede servir de muy poco. Han vuelto de mejilla en mejilla los sonrojos. No se acabaron, están ahí los paisajes del infierno. Hoy, el cartagenerismo se ha había reunido encorbatado en el Cartagonova y ha salido haraposo de tristeza.
El cartagenerismo hoy tampoco puede sentirse feliz con ese paisaje futbolístico con borrones, con ese cielo con nubarrones y quedando a la espera de ver si se acerca el incendiario con necesidad, su único sentimiento, de prender la mecha para que el Estadio, nuestro Estadio, explote con cuatro cargas de dinamita, enterrándonos a todos en esa tumba de nuestros sueños. Locura, gran locura la suya, Presidente. Ni se le ocurra.
Lo que esta tarde ha ocurrido ha sido como de patio de colegio o de un partido de Oliver y Benji. Se sacó del centro del campo con la mirada al frente y a la carrera apareció Jandro y atizó su mamporro. La aventura rompió la zaga cartagenera y, de nuevo se prolongó el absurdo.
Pareció, en cualquier caso, una declaración de intenciones; no había cabida a otro despiste. Reaccionó el FC Cartagena y también los escasos aficionados, me dicen que unos cinco mil, con la dejada de Salva Chamorro para que Collantes marcase el gol que sólo serviría para empatar. Pero fue, en realidad, un ejercicio de fuegos artificiales, un ataque presumido y resbaladizo ante cualquier probabilidad de éxito. Un síntoma de este Cartagena, que corre lo justo, a ratos y toca poco, que pretende alcanzar el área rival en dos o tres pases, que no gobierna los duelos y tampoco los resultados, por más que sí domesticara, sin doblegarlo, a un reblandecido Girona.
Este FC Cartagena está ansioso por lo que debe dormir su ansiedad con cloroformo, valeriana y Valium, que buena falta les está haciendo. ¿Lograrán conseguirlo en partidos y contrarios de alegres recuerdos?
Hoy me he dado cuenta, debo confesarlo, me acerqué ante el televisor como un hombre, referido a mi Cartagena, de poca fe. Me parecía un duelo entre colistas predestinado al fracaso, sin albedrío y con pocos goles. Ha sido así. Carlos Ríos modificó el puzle de sus jugadores y tampoco dio resultado.
El fútbol aguarda una sorpresa en cada esquina. Algunas desagradables y otras como las de hoy triste. Hoy me he acordado de Caronte y tengo el presentimiento de que este FC Cartagena esta tarde se ha subido a la barca, mejor dicho, barcaza que puede ser la encargada de guiar su sombra errante hacia el otro lado del río y prohibirle, por no tener óbolo, continuar en Segunda División. Ay, ay, ay.
Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”. Dies 3/24: Ante diem nonum Kalendas Apriles.
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