27 de marzo de 2015, 14:18
MANUEL ÁNGEL BALAGUER
Lo primero que quiero decir es la sensación que tengo, que no es otra que la de haber sido engañado y, por tanto, me siento decepcionado. Tengo esa impresión, la de que, una vez y otra y otra y muchas me han mentido vilmente, con nocturnidad y alevosía y pongo en duda de que alguno de los implicados me haya dicho alguna vez alguna verdad. Lo siento. Pero es lo que pienso. No hace falta dar nombres, todos sabemos a quienes me estoy refiriendo. Y son más de dos y más de tres. Decepcionante de verdad.
Dicho lo dicho lo único que queda es apelar al cartagenerismo, que lo hay, y a que los futbolistas se hagan fuertes en casa y amarren la permanencia por lo civil o por lo criminal. Confio en Palomeque. Ya se lo dije una tarde tomando un café, que si hay alguien capaz de hacer grupo y de obrar el milagro ese es el algareño Manolo Palomeque. Y confío en que los actuales dirigentes se dejen de tanta palabrería fácil y abran las puertas para posible compradores del club, si los hay y que, probablemente, los habrá.
Si soy sincero esperaba más, mucho más de los dirigentes que tiene el Cartagena, convertidos ya por méritos propios en los peores de la historia. La llamada ‘banda de Oliver’ se queda en mantillas después de ver las necesidades por las que están pasando estos futbolistas vilmente engañados
Y después está la afición. Esa ‘maravillosa’ afición de la que no hace tanto hablábamos todos auténticas maravillas y ahora resulta que muchos de aquellos, por no decir casi todos, le dan la espalda al equipo. Una de dos, o no les gusta el fútbol o no quieren o sienten a este Cartagena y les da igual su caída libre. Muchas aficiones estarían pegando bocados por defender a sus equipos de situaciones parecidas. Los que no van, o han desertado, son muy libres de hacer lo que crean conveniente pero dejemos que, los que sí van –que son muy buenos- se sigan batiendo el cobre por este club y este equipo.
No queda otra que estar con este Cartagena hasta las últimas consecuencias. Son muchos los que mienten más que hablan, auténticos embusteros profesionales y son ellos los que han llevado al equipo hasta esta situación, filibusteros que mejor nunca se hubieran acercado al fútbol y menos aún al Cartagena. Con Dios.
