Un artículo de opinión de CARLOS SÁNCHEZ (@charlidsg)
Tener que llenar centenares de páginas diarias y miles de horas de radio y televisión hablando sobre fútbol propicia que la aparición de los tópicos sobre este deporte sea algo inevitable. Desde el "fútbol es un estado de ánimo" valdaniano, hasta el "fútbol es once contra once y no hay rival pequeño", pasando por el archiconocido "fútbol es fútbol de Vujadin Boskov, este tipo de frases pueblan el imaginario colectivo de los aficionados.
Hoy me quiero quedar con una frase atribuida a Juanma Lillo: "el fútbol es incientífico". Pese a que dicha palabra ni siquiera existe, la intención del estudioso entrenador tolosarra queda bastante clara. Y solo desde esa premisa se puede entender que el Cartagena llevara dos goles en un mes y medio y que, este domingo, fuera capaz de hacer tres tantos en tan solo 37 minutos. Cuánta razón tenía Lillo...
No sé qué tecla habrá tocado Monteagudo, lo que estoy seguro es que ha sido la necesaria para desbloquear la jaula en la que estaba atrapado el Cartagena. Ante el Mérida se vio que, cuando cuatro futbolistas de la calidad de los atacantes albinegros andan sueltos y confiados, cualquier cosa puede pasar. Con la ausencia de un '9' nato la interpretación del juego fue la correcta. Velocidad, desmarques e intensidad. Un Cristo muy inspirado, un Hevia en su sitio y un Menudo goleador. No hace falta mucho más.
Esto no quiere decir que, a partir de ahora, se vayan a marcar goles como churros. O quizá sí. Pero lo normal es que haya partidos que se den peor que el de este domingo. En cualquier caso, parece respirarse otro aire. Con el play off a 14 puntos no creo que nadie en su sano juicio espere que el Cartagena pelee con los cuatro primeros a final de temporada. El objetivo sigue siendo despegarse de los de abajo, no sufrir y, si se puede, optar a entrar en puestos de Copa del Rey. Mientras tanto, por el camino, disfrutemos de lo incientífico que es el fútbol.
