miércoles. 24.04.2024

La guerra que viene

El Cartagena de Luis Tevenet exhibía a estas alturas de la Liga una tercera posición con 45 puntos. Era el producto de 13 victorias y 6 empates. Nunca las comparaciones serán más odiosas cuando dejo escrito aquí que el actual equipo blanquinegro, puesto en manos de Manuel Palomeque en los...
El Cartagena de Luis Tevenet exhibía a estas alturas de la Liga una tercera posición con 45 puntos. Era el producto de 13 victorias y 6 empates. Nunca las comparaciones serán más odiosas cuando dejo escrito aquí que el actual equipo blanquinegro, puesto en manos de Manuel Palomeque en los peores momentos, tiene nueve victorias menos que aquél y 20 puntos menos.
 
La pasada campaña se luchaba por lo que siempre se ha peleado: entrar en el playoff de ascenso y entrar en Segunda; hoy la larga lista de despropósitos de Sporto, la desconfianza que genera, la mala conducción de la entidad han desembocado en una situación de difícil salida que va a necesitar de muchos factores favorables para que se revierta.
 
La afición asiste a una fase de desconcierto que si para los más jóvenes  es una sorprendente y desagradable novedad, no lo es para los veteranos a los que les han salido las canas conociendo adversidades. 
Hace apenas cinco años se llegó a optar por el ascenso a Primera, categoría que estuvo más cerca de lo que parecía en tiempos de bonanza con el 'mecenas' (dictador) Paco Gómez, pero después el declive ha tocado fondo y la movilización de las Peñas, que hay que aplaudir, debe  ir acompañada de realidades sin palabras huecas de los que teóricamente podrían ayudar.
 
A la espera de la concesión del Concurso de Acreedores, que puede marcar el camino de la salvación con la seriedad, sigilo y  prudencia de todos los pasos a dar, controlados judicialmente, habrá que centrar la parte principal de los desvelos en la tarea de que el equipo no descienda en el terreno de  juego. Paralelamente Sporto tendrá que lidiar todo el aspecto burocrático y de una vez con transparencia. La entidad debe ordenar su gallinero, hoy revuelto, con personal desaparecido en combate (el mánager general Ribas, Daniel Golpe...) y Javier Marco de escudo y parando las embestidas. 
 
Y para sostenerse en lo deportivo no  hay que jugar muy bien medio encuentro y muy mal casi toda la segunda parte. Partidos como el de Melilla no pueden repetirse. El Cartagena debe prepararse para una guerra que no es la que siempre ha afrontado por altas metas.

La guerra que viene
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