23 de diciembre de 2009, 1:00
‘Esto’ del Real Murcia no es otra cosa que esa pésima clasificación –semicolista en la jornada decimoséptima, con 14 puntos, a seis de la salvación– y el cada vez más negro panorama que se le presenta al equipo grana.
El “reconozco que no he servido de revulsivo para el equipo”, manifestado por el entrenador gaditano del equipo grana huele a una forma de arrojar la toalla y de lanzar la esponja –que siempre es, en boxeo, el preludio del abandono– al darse cuenta de que no puede hacer nada para mejorar unos números que comienzan a oler muy mal.
Y si a eso le unimos el pasotismo de Jesús Samper, el dueño del club, también al término del partido contra el Cádiz, da la impresión de que ‘esto’ no tiene arreglo. Jesús Samper podía estar indignado, cabreado o esperanzado. Pero no pasota, como si todo ya la diera igual y también hubiera arrojado la toalla y abandonado al club y al equipo a su suerte, que se presume bastante negra.
En evidente, porque ya estamos metidos en las Navidades, que Jose González se va a comer el turrón como entrenador del Real Murcia –lo que por escasos días no ha podido conseguir Hugo Sánchez en el Almería–, pero no sé cuantos días del nuevo año va a aguantar en su puesto porque en estos momentos si hay un entrenador cuyo culo, con perdón, le huele a pólvora ése es Jose González.
Y es que el técnico gaditano no ha mejorado –al revés, los ha empeorado– los números de José Miguel Campos por lo que el Real Murcia sigue a la deriva y con una derrota claramente negativa.
Si Jose González reconoce él mismo que no ha servido de revulsivo, ¿con qué armas se va a hacer reaccionar a una plantilla que está adocenada, acomodada y sin incentivos a los que agarrarse? ¿Fichando nuevos jugadores? No creo porque el horno económico del Real Murcia –con administración concursal incluida– no está para muchos bollos y me temo que va a tener que conformarse con lo que hay y, a lo sumo, echar mano de algún jugador del filial que no sé si será la solución que necesita el equipo.
Y mientras tanto, resignados a esperar lo peor. Porque la marcha que lleva el equipo no hace más que confirmar lo que afirma el principio de Peter: “Lo que va mal sólo tiende a empeorar”. Y eso es lo que está sucediendo en el equipo grana.
El “reconozco que no he servido de revulsivo para el equipo”, manifestado por el entrenador gaditano del equipo grana huele a una forma de arrojar la toalla y de lanzar la esponja –que siempre es, en boxeo, el preludio del abandono– al darse cuenta de que no puede hacer nada para mejorar unos números que comienzan a oler muy mal.
Y si a eso le unimos el pasotismo de Jesús Samper, el dueño del club, también al término del partido contra el Cádiz, da la impresión de que ‘esto’ no tiene arreglo. Jesús Samper podía estar indignado, cabreado o esperanzado. Pero no pasota, como si todo ya la diera igual y también hubiera arrojado la toalla y abandonado al club y al equipo a su suerte, que se presume bastante negra.
En evidente, porque ya estamos metidos en las Navidades, que Jose González se va a comer el turrón como entrenador del Real Murcia –lo que por escasos días no ha podido conseguir Hugo Sánchez en el Almería–, pero no sé cuantos días del nuevo año va a aguantar en su puesto porque en estos momentos si hay un entrenador cuyo culo, con perdón, le huele a pólvora ése es Jose González.
Y es que el técnico gaditano no ha mejorado –al revés, los ha empeorado– los números de José Miguel Campos por lo que el Real Murcia sigue a la deriva y con una derrota claramente negativa.
Si Jose González reconoce él mismo que no ha servido de revulsivo, ¿con qué armas se va a hacer reaccionar a una plantilla que está adocenada, acomodada y sin incentivos a los que agarrarse? ¿Fichando nuevos jugadores? No creo porque el horno económico del Real Murcia –con administración concursal incluida– no está para muchos bollos y me temo que va a tener que conformarse con lo que hay y, a lo sumo, echar mano de algún jugador del filial que no sé si será la solución que necesita el equipo.
Y mientras tanto, resignados a esperar lo peor. Porque la marcha que lleva el equipo no hace más que confirmar lo que afirma el principio de Peter: “Lo que va mal sólo tiende a empeorar”. Y eso es lo que está sucediendo en el equipo grana.
