viernes. 29.03.2024

El Icue y…cuando Carlos Ríos debe taparse

Estimado Icue, si la semana pasada escribiste sobre los buenos y alegres decires de D. Carlos Ríos Vidal, hoy debo decirte que no me ha gustado nada ese decir con el que, al terminar el partido de Barcelona, nos ha obsequiado diciendo: “Si digo todo lo que pienso mi rueda...

Estimado Icue, si la semana pasada escribiste sobre los buenos y alegres decires de D. Carlos Ríos Vidal, hoy debo decirte que no me ha gustado nada ese decir con el que, al terminar el partido de Barcelona, nos ha obsequiado diciendo: “Si digo todo lo que pienso mi rueda de prensa daría la vuelta al mundo. ¡Ya está bien! Esto es como en las películas del oeste, que siempre ganan los mismos. Hay que repartir todo un poco más".

Así como otras veces Carlos Ríos me ha parecido hasta valiente y con criterio, hoy no. Hoy se ha ido patas abajo, ha amagado, se ha arrugado, se ha escondido y hasta amparado detrás de las cortinas de su vida profesional.

Mire usted Ríos, lo que hay que decir, si se es valiente y, ahora que están de moda, se tienen guiñoles, se dice. Usted el domingo no fue valiente y se arrugó cuando manifestó que: “Si fuera mi último día como entrenador lo diría, pero es que me quedo sin palabras”. Usted señor Ríos, si creyó que el árbitro, señor Pino Zamorano, fue injusto, parcial y…analfabeto en los conocimientos reglamentarios futbolísticos a aplicar, va y lo larga y se queda tan fresco, sea el último partido o el primero de su carrera de entrenador.

Señor Ríos, en un FC Cartagena hundido en un socavón deportivo es argumento recurrido el meterse con los árbitros, buenos o malos, muy malos en este caso, que tratan de ganarse su jubilación por esos campos del fútbol español. Lo de la tarde anochecida barcelonesa, más que una provocación, fue una llamada a las armas de los árbitros de la Liga Adelante y, tal como está este nuestro y también suyo Cartagena, estos, ellos son así y no saben ser de otra manera, me temo van a cebarse negativamente con nuestro equipo.

Señor Ríos, no sé si usted conoce o le han contado la larga historia de arbitrajes y árbitros nefandos que han pasado por el histórico Armajal y Cartagonova  perjudicando a nuestro querido Cartagena, el Icue y el articulista sí los conocen porque los vivieron y poseen recuerdos imborrables y nadie tuvo que contárselos. Por tanto, calma y sosiego.

Deje a la orilla de La Rambla sus intensas emociones, pasiones desatadas, orgullo cartagenerista incipiente o ya consolidado y refúgiese en esas señas de identidad que el Icue sabe las tiene con las que largaba recién venido o a posteriori del partido del Mini-Estadio cuando, en la misma sala de prensa, también afirmo: “irse más satisfecho que en el día del Hércules, porque este vestuario se ha picado en su orgullo.

Esta semana va a ser maravillosa, habrá poco que trabajar a nivel mental. No puedo estar contento porque no hemos ganado, pero este equipo ha dado la cara y ha mostrado actitud, a diferencia de lo que ocurrió el domingo".

Señor Ríos, como la historia de hoy es distinta y deseo sea pasajera, le diré que ese tirar la piedra y esconder la mano no debe eclipsar esa buena trayectoria que siempre brilló dentro del vestuario cartagenerista cuando lo habitaban auténticos señores y usted, pienso, es uno de ellos, aunque algunos ya sermonean negándole el pan y la sal.

Señor Ríos, aun pensándolo, usted no debe decir, aunque sea entre líneas, que los árbitros son auténticos  guiñoles, eso ya lo dirá el Icue. Tan auténticos guiñoles son, que hasta unos pocos tienen pedigrí guiñolesco y hasta lo llevan grabado en el pito, digo silbato. Pídales explicaciones o salúdeles como hacía su antecesor, aunque sea apretando los dientes, y espere que llegue su momento y, entonces será el Icue cuando diga que ¡a los árbitros les zurzan! 

Señor Ríos, ahora que, en esta semana España, es un grandioso carnaval ya verá como en su tierra y en la nuestra se hace chirigota y burla con los guiñoles de toda clase social y a Pino Zamorano que, como diría mi amigo Guillermo Jiménez, ni es Pino, ni de Zamora, le tocarán los guiñoles y a usted, que no me lo toque nadie.

Que se lo pregunten al hermano, también árbitro, de un conocido Texeira Vitienes que, como guiñol arbitral que es, han tenido la necesidad de meterlo en el frigorífico para congelarlo cuando hasta en la calle se congelan los guiñoles.

Señor Ríos, tras aquellas sus declaraciones, firme un alto el fuego en sus decires arbitrales. Quiera la paz y tiéndales  la mano. A cambio, el Icue brindará con cava cuando estos guiñoles no arbitren y si los jubilan mejor. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”. Dies 2/15: ante diem sextum decimum Kalendas Martias.
http://lamedusapaca.blogspot.com En Twitter: @Logrocartg.


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