viernes. 19.04.2024

El Icue y…el despido, que no ha sido, de Carlos Ríos

Carlos Ríos no ha sido despedido, cuando todos pensaban que sí. Ahora, Icue, vendrán los de siempre diciendo que ellos ya lo habían vaticinado  y, por tanto, dicho. Eres tú, querido, el que debes decirles que, naranjas de la china, fuiste tú el que anunciaste la tragedia que esto podía...

Carlos Ríos no ha sido despedido, cuando todos pensaban que sí. Ahora, Icue, vendrán los de siempre diciendo que ellos ya lo habían vaticinado  y, por tanto, dicho. Eres tú, querido, el que debes decirles que, naranjas de la china, fuiste tú el que anunciaste la tragedia que esto podía suceder si a este despido se le sumaba el de los dos “lópeces”.

Los tercos, los que manifestaban que todavía quedaba mucha liga, los de la botella, no sé si medio llena o medio vacía, los que miraban más por su pecunio que por decir la verdad, los que jamás se atrevieron con el Paco Gómez establecido, los que le han estado bailando el agua, todavía siguen, a un Director General culpable de este desastre cuando, ahora hará un año, comenzó a enredar ante el presidente para que despidiera a Juan Ignacio, todos ellos con la connivencia y su confabulación son los conductores y artífices hacia lo irremediable.

No equivocarse, por favor, son ellos los únicos culpables y los que por vergüenza deben de abandonar este Efesé que ya no los quiere. Son ellos los que han dejado tras de sí esta zozobra de destrucción.

El Icue recuerda el verano de 1995, era agosto y se decretó el descenso a Segunda B, desde la Primera División del Real Club Celta de Vigo y el Sevilla, fue por no haber presentado a tiempo los avales para cubrir sus deudas. La inminencia de aquella tragedia futbolera lanzó a miles de personas a las calles de Vigo y Sevilla. ¿Cuántos cartageneristas han saltado a la calle para influir en la realidad y desactivar lo inevitable, como hicieron celtiñas y sevillistas? ¿Cuántos medios impresos, digitales, televisivos o radiofónicos cartageneros se han enfrentado a la realidad con lo que se veía venir desde el mes de septiembre de 2011 para ser capaces de dar la vuelta a lo irremediable? Deberás reconocer que únicamente fuiste tú, yo celebro tu acierto y ahí tienen la hemeroteca si desean comprobarlo.

El Icue, tratando siempre de ser didáctico, recuerda que un tal Suetonio describió perfectamente la desesperación que embargó a Octavio Augusto por la derrota del bosque de Teutoburgo, llevándole a exclamar mientras golpeaba la pared con sus puños: “Varo, devuélveme mis legiones”.

Eso, el Icue desea que, después del desastre y prescindiendo de los que haya que prescindir en la cúpula directiva, por ineficaces, se les devuelva a todo el cartagenerismo la esperanza, la ilusión porque el sentimiento todavía sigue firme. Diré que los ineficaces tienen nombre y apellidos y casualmente se llaman Francisco.

Si en aquella, no fue para menos, sombría jornada del año 9 después de Cristo más de 30.000 legionarios romanos perdieron la vida frente a las tropas del caudillo germano Arminio, Varo era el comandante de las cuatro legiones romanas que se vieron atrapadas en una bolsa por el enemigo, la jornada del 31 de marzo fue para los cartageneristas, socios o aficionados, simpatizantes, amigos recién llegados y advenedizos casi tan amarga como la hecatombe de Teutoburgo para Varo.

El Icue, que allí estuvo, comprobó cómo todo se fue al río de la desesperanza mientras que el Coronel de la tropa, al que llaman Paloma, se refugió en su palomar envuelto en oloroso palomino, metido en su propia trampa, mientras nuestro, vuestro y parece que no tan suyo FC Cartagena embestía, mientras podía, con sus disciplinadas legiones contra sus eternos adversarios.

La maniobra fue todo un desastre al no poder doblegar a sus adversarios. Carlos Ríos no pudo salir peor librado y quisieron ponerle fin a su corta carrera como entrenador del Cartagena. Eso sí, como Varo, ha combatido hasta el final sabiendo que envíaba a sus tropas, que él no reclutó, a internarse en un bosque desconocido de toda lógica.

Tengo la intuición que volverá, aunque solo sea para recordar el desastre, al bosque de  Teutoburgo, digo Cartagonova, y probablemente se lo encuentre lleno de huesos y restos de aquellos legionarios que mandó y que fueron aniquilados por esa dura explosión prendida por el artificiero mayor del Club sin encomendarse a santa Bárbara.

La historia, admirable Carlos, sirve de magister vitae, como decían los latinos y me enseñó un gran profesor de nombre Millán y de apellido Bravo. Te recomiendo, ahora que vas a tener tiempo, leas a Gibson para que aprendas cómo se desploma un imperio.

Probablemente el destino deportivo del FC Cartagena ya esté escrito, y eso no sea culpa ni de Carlos Ríos ni de muchos de sus jugadores. Pero la imagen de este club, absolutamente querido en la Ciudad de Cartagena, no puede soportar un minuto más la desfachatez, la bravuconería y la falta de educación de unos tipos trasnochados, como son los Pacos, amén, y a juzgar por sus resultados, de una plantilla que, en su conjunto ha fracasado.

De esto no tiene la culpa el que quisieron se autoinmolara. La tienen el dueño del club, Francisco Gómez Hernández  y, por delegación, Francisco López Fernández, incapaces de reconocer y subsanar sus errores y tener la decencia de irse, uno más que otro.

Estos dos Pacos no se han atrevido a despedir, para no descubrir sus ignorantes vergüenzas deportivas, a un sanluqueño recio, ardoroso y entusiasta, con voz agreste y fachada áspera, rebosante de humanidad vigorosa que le revienta las costuras del corazón. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”. Dies 4/4: Pridie Nonas Apriles.
http://lamedusapaca.blogspot.com En Twitter: @Logrocartg.


El Icue y…el despido, que no ha sido, de Carlos Ríos
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