viernes. 26.04.2024

El Icue y sus devaneos veraniegos

Anda el Icue en el frescor de su Rioja querida devaneando. Devanear según nuestro diccionario es decir o hacer desconciertos o devaneos.Sabe el Icue que si se queda en esa simple definición, ésta no les dará ni aclarará absolutamente ninguna información. También les diré que es apropiado manifestar que este...
Anda el Icue en el frescor de su Rioja querida devaneando. Devanear según nuestro diccionario es decir o hacer desconciertos o devaneos.Sabe el Icue que si se queda en esa simple definición, ésta no les dará ni aclarará absolutamente ninguna información. También les diré que es apropiado manifestar que este mi devaneo me ha llevado a iniciar esta mi primera columna de la temporada 2013-2014 como si me condujera hacia los delirios, desatinos o desconciertos.A lo largo de su lectura se darán cuenta que esto no es un devaneo producto de una distracción o pasatiempo vano o reprensible, ni tampoco un amorío pasajero. NO.
 
El Icue devanea y vaga como lo hace esa Real Federación Española de fútbol sin encontrar camino, andando libre, suelta y sin ese orden y disposición que regularmente debe tener y es que devanear es andar por varias partes sin determinación a sitio o lugar.
 
El Icue vaga y devanea al darse cuenta que todo el fútbol español tiene conjuntivitis contagiada por ese nuevo presidente de la LFP que, por lo demostrado hasta ahora, solo le interesa salvar del pozo de la 2ª B a ese su querido equipo pirenaico llamado SD Huesca, aunque para ello tenga que descender a equipos porque son alfareros o melosos alcarreños. Todo esto es el devaneo del Icue por el que ha estado delirando durante parte de julio, lo que llevamos de agosto y, lo que te rondaré morena. Y esto, ya saben, es muy molesto en su escozor y en esas sensaciones de tener arenilla dentro del ojo.
 
El Icue, en este su devaneo, no para de llorar al no poderle picar más, es horroroso, le deprime, le da asco, se vuelve un histéricoy no puede ser una persona razonable hasta que decidan formar los cuatro grupos o los que sean de la 2ª B, nos encuadren en el que les apetezca y marquen ese comienzo liguero indicando la ruta de inicio con el Palo, Compostela, Laudio, UD Logroñés, ya querría el Icue, o el Huracán valenciano. Es entonces cuando saldré de mi depresión, me refrigeraré, redimiré y secaré ese ojo derecho con fondo rojo como una sandía de sangre.
 
El Icue, estimado lector, desea volver a la rutina del partido futbolístico semanal, quedar  con los amigos para ir al Cartagonova, escribir sobre lo que cada semana sienta, rabiar de mala leche y escozor o compartir con ustedes la mejor de mis sonrisas escribanas adornadas con el mejor de mis contentos y acibaradas en algunas otras ocasiones.
 
Que mi ojo conjuntivitesco, querido Icue, deje de estallar y vuelva la alegría, el contento y la felicidad por encima del lagrimeo que hasta ahora lleva. Que el dolor, el escozor y la lágrima se lleven por delante tiempos, personas-presidentes-mediocrespasadas. Que vuelva la felicidad y la emoción de esta nueva temporada deportiva. Que el sol, a punto de aparecer tras las montañas, ilumine la superficie del mar. Los veleros rezagados se reflejen en el agua como en un espejo. El cielo, intensamente azul,  torne a blanquinegro o carmesí. Y que las nubes de borrasca pasada queden inmóviles en tarde de bonanza y todo comience a oler a globos de algodón de azúcar.
 
Que, cesado el devaneo, vuelva el ajetreo de la ciudad y la efesemanía despierte de su adormecimiento mientras la brisa de poniente refresca los balcones. Hay en Cartagena tanto pasado que éste no debe ocultar el futuro. Ya las legiones romanas hollaron estas playas de arena fina. Como otros que vinieron impulsados por sus velas, su destino se ha desvanecido en la noche de los tiempos.
 
Cesado el devaneo todo será posible en esta tierra de cantares, monasterios, castillos y murallas, paseos, muelles y  barrios,hasta cinco conoce el Icue,  queos e icues, poetas y escritores, calis y marras y, sobre todo, procesiones. Y es que yo, créanme, como escribió el gran Isidoro Valverde, he oído llamar “acieca” a la acequia,chino al cerdo, pésoles a los guisantes y moquero al pañuelo, es por esto por lo que deseo que todos olvidemos la mala fortuna, esa constante del fútbol cartagenero y que lo real conviva sin molestia con lo fantástico. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce. Dies 5/8: Nonae Augustae. Nº 291.

http://lamedusapaca.blogspot.com.

El Icue y sus devaneos veraniegos
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