viernes. 19.04.2024

El Icue y…el FC Cartagena se hace arte en los reflejos de un arroyo

 “Icue, por favor escríbelo, vocéalo, grítalo, ¡que todos lo oigan!, el Efesé está envuelto en una nube de zozobras. Pide a Dios, a Nuestra Señora de La Caridad y a los cuatro santos cartageneros que le ayuden.  Este equipo está mal, enfermo, sin recursos y con pocas reservas”. Así comenzaba...
 “Icue, por favor escríbelo, vocéalo, grítalo, ¡que todos lo oigan!, el Efesé está envuelto en una nube de zozobras. Pide a Dios, a Nuestra Señora de La Caridad y a los cuatro santos cartageneros que le ayuden.  Este equipo está mal, enfermo, sin recursos y con pocas reservas”. Así comenzaba el Icue su artículo, guardado está en este bendito diario,  en aquel día de 28 de octubre pasado y que Dios guarde.

Diez meses y unos días después todo ha cambiado y lo que ayer fueron arroyos de lágrimas y de sangre,  hoy son sonidos de alegría y entusiasmo. Cambiaron las palomas y los patos, cambiaron las plumas, también el diseño del uniforme y hasta cambió la fisonomía de esta gran ciudad que, cada año que pasa, está más rejuvenecida y guapa. Si ayer fueron zozobras, esta mañana todo fue serenidad; si hace un año el equipo estaba enfermo, sin recursos y en la reserva, hoy, en la hora del aperitivo, nuestro equipo se ha mostrado saludable, talentoso e ingenioso, provisionado, repuesto y con fondos, fundamentalmente, de esperanza. Así es el fútbol cuando hay criterio.

Mañana de fiesta, mañana de tropas y legiones, de cartagineses y romanos y de triunfo con sabor a sangre y sudor, e incluso con alguna lágrima al ver que el tiempo se acababa y no se salía del empate. Pero llegó la victoria, rondaba el minuto cercano al noventa y apareció Fede para derrotar al Arroyo, al que todavía le quedaba un hilillo de luz, y deshacer ese empate de esperanza que todavía albergaba el ex blanquinegro Juanma.
 
Mañana de aperitivo y mañana, para el Icue, oxigenada de frescura, de paz y de altura. ¡Qué coherencia!, ¡qué deferencia festera y qué logro! Y el Arroyo ese equipo de ciudad diminuta que se apellida de La Luz venía, y casi lo consigue, a arrebatarnos ese encendido del fuego sagrado queriendo dejar a oscuras a este Cartagena que, de nuevo, comienza a alumbrar.
El FC Cartagena se me ha presentado esta mañana y a lo largo del partido con todos los colores de la naturaleza: amarillo en sus infinitas variedades, dorados, ocres, cárdenos verdes, apareciendo al final el blanquinegro, como debe ser, en el estreno de su nueva indumentaria. Y en mi alegría cartagenerista y desde las alturas en las que escribo apareció el silencio, la umbría, el azul del cielo abriéndose paso entre la maraña de troncos, hojas y ramas. Y la soledad. Y la compañía, que es lo que busqué.
¿Cómo explicar que un equipo arrollado en el primer tiempo (0-2) llega y, dejándose ir, entusiásticamente empata y luego gana (3-2) al borde del descuento? El Icue lo entiende por la suficiente dureza mental en este conjunto, porque el nivel de concentración es muy uniforme entre sus jugadores  y sale en plan de emocionar y avispado y, en particular, porque el equipo hoy ha terminado sobresaliente este partido apretado. Y eso hay que apuntarlo indudablemente en el debe del entrenador y entusiastas jugadores, que han sabido mantener al equipo tenso y agresivo hasta el final.
Hoy el Icue podía haber escrito que el FC Cartagena ha vencido a un equipo de aldea, compuesto por un grupo, obviamente de aldeanos. No lo va a hacer, eso lo deja para los estadísticos, matemáticos y entendidos expertos en la descripción de urbes masificadas. ¡Qué tendrán que ver las grandes, masificadas y abejeras urbes con el buen hacer de un equipo de fútbol, aunque sean aldeaniegos! Hoy, cuando el sol aplasta, el F. C. Cartagena ha sido un hilillo de crecida en el Arroyo de la Luz. Su fútbol ha ido creciendo en juego, ilusión y goles que han servido para hacer, como hace el agua arrolladora, un corte, surco o hendidura en el armazón de este simpático equipo.

Agresividad, emotividad y olés. Se jugó, se peleó y se remontó con efectividad un 0-2 y al Arroyo se le apagó la luz. Estos días en la paz de las montañas, a la sombra de los riscos y viendo volar los buitres al mismo ritmo que el funicular se desliza he pensado que el FC Cartagena se ha tirado esta mañana a un mar de nubes con el sol alzado sobre el horizonte como la forma más ascética de limpiarse por dentro. En el refugio le espera al Icue un café largo de puchero a la sombra de una encina donde, viendo pasar la mañana, se ha vuelto a regocijar escribiendo de su, nuestro, suyo Cartagena. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce. Dies 9/22: ante diem decimum Kalendas Octobres. Nº 297.
http://lamedusapaca.blogspot.com.

El Icue y…el FC Cartagena se hace arte en los reflejos de un arroyo
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