El Icue que se ha vuelto intelectual, cosa que celebro, si la semana pasada se detuvo en escrutar en la historia de un futbolista, Pahiño, perseguido por leer literatura, años atrás no permitida, este miércoles se detiene en describir la historia de “Fede” Bilbao,nombre reivindicativo de un futbolistacasi desaparecido en todas las historias del Atlético de Bilbao y que nació o llegó a ser poeta.
Fue futbolista y es poeta, sus: “Sonetos de la sombra herida; Sonetos de geografía cercana; Dono mis ojos a una mujer; El corazón en el albay Paloma Blanca de la ríalos firmó como “Fede” Bilbao", como queriendo reivindicar su nombre y pasado futbolístico, hoy casi olvidado por todos. ¿Por qué?
En realidad “Fede” Bilbao es Federico Bilbao Solozábal, Getxo, 1935, futbolista profesional a los 18 años (Atlétic de Bilbao) que solamente jugó 47 partidos entre Liga y Copa con el Atlétic Club, marcando 13 goles. A los 22 años una grave lesión le apartó del fútbol profesional fichando como semiprofesional en el Santurce FC, cuatro años después, a cambio de poder colocarse en un puesto administrativo de la Junta de Obras del Puerto de Bilbao.
Conozco que comenzó a escribir como autoterapia contra un doloroso complejo de inferioridad causado por un mal conocimiento interior que hoy ya conoce y parece ha superado. A lo largo de su vida ha escrito dos novelas y una docena de cuentos, material casi todo él inédito.Como queriendo esconderse, entre los 22 y los 27 años, y no perder mano comenzó a escribir poesíapara permanecer y no salir de las catacumbas interiores a las que había descendido. Es en el año 1996 cuando, editado por el Puerto de Bilbao, ve la luz Sonetos de geografía cercana, su primer libro de poesía. Poco después autoedita cuatro libros poéticos: Dono mis ojos a una mujer; El corazón en el alba; Sonetos de la sombra herida y Paloma Blanca de la ría.Conocemos que también existen 12 libros de poesía inéditos, escritos en los últimos cinco años.
Como ves, querido Icue, el fútbol es algo másque estadísticas, disquisiciones, jerga de técnicos y de pelmazos de cafetería. “Fútbol es fútbol” y “Ganar es mejor que empatar. Y empatar es mejor que perder” clamaba VujadínBoskovrecurriendo a la hipérbole para definirlo. En realidad, el fútbol o se juega o se mira o se piensa. Es algo más lo que el fútbol arrastra consigo: épica, miseria, pasión, tradiciones, negocio, estafa, millones de historias, anécdotas sobre las que se puede estar hablando toda una vida y POESIA.
Poeta y futbolista o futbolista y poeta es “Fede” Bilbao poeta que todas las mañanas ve “Amanecer en el muelle deEreaga.”“Fede” siempre fue un poetavocacional y no un poeta convencional, es una persona singular que llegóa la poesía desde el césped de los campos de fútbol y el olor a linimento y ungüento de vestuario. Como todo hombre interiorizado siempre calló o escondióesta su actividad literaria. Nadie la conocía: ni su familia y tampoco ninguno de sus compañeros. Lo escondió, se lo guardó para sí para que no le consideraran un bicho raro.
Ahí queda una de sus famosas frases: “En mi juventud me salvé por el fútbol y escribiendo”. Jugó al fútbol y lo hizo con los legendarios Zarra, Panizo, Gainza, Iriondo y con losMaguregui, Arteche, Carmelo, Mauri, Uribe y Marcaida y, a pesar de esta élite, nunca conectó con la sociedad, aun estando cobijado por el sentimiento bilbaíno y protegido por las atronadoras ovaciones de San Mamés. Fue esa sociedad, para “Fede”, hostil y rechazable la que le condujo a esconderse bajo la manta de la LITERATURA al leer el librito, “El secreto del éxito”,en el que se describenjóvenes exitosos, privilegiados, puros, limpios y sin pecado, en contraposición a los impuros, viciosos y escoria del mocerío.A partir de este iniciático acto de leer todo libro fue como Palabra de Dios y comenzó a desarrollarse dentro de él una sustancia que hizo se considerase esa escoria descrita. Y eso le llevó a creerse un ser inferior y repudiable: “Me salvé por el fútbol y escribiendo.”
En esta salvífica literatura estaba cuando “Fede”se dio de bruces con la poesía. Fue viviendo en una casa de posadero, en Madrid, cuando los dueños de la posada le regalaron un libro de Antonio Machado. Fueron los poemas de D. Antonio los que, con su flechazo, le condujeron desde entonces a escribir poesía. Todavía no la ha dejado y eso que, antes de leer al autor de Soledades, la odiaba. Ahora, Icue, es cuando debes comprender a Francisco J. Uriz, en “El gol nuestro de cada día” y esa su espléndida y exhaustiva antología de “Poemas sobre fútbol” o el lujoso volumen, “Oración por un gol” de Vicente Gaos y, se me olvidaba, también el “Aquellos viejos tiempos del fútbol en España” de Luis Alberto de Cuenca.
De todos modos, “Fede” Bilbao, siempre manifestó que su vida deportiva discurrió como si nunca hubiera jugado en el Atlétic. Su nombre como jugador del equipo bilbaíno fue nombre siempre silenciado. No le duele. Lo acepta como una cosa más de la vida. Se lesionó gravemente a los 22 años. Las lesiones le partieron la vida. Siempre le quedó la poesía. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”.Dies 9/26: Ante diem sextum Kalendas Octobres. Nº 255.
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