jueves. 28.03.2024

El Icue y...entre lo sublime y lo perverso

Lo dejé escrito después de presenciar el partido contra La Roda el pasado sábado en el Cartagonova: Si este equipo juega como ha jugado esta tarde, este equipo no asciende. No quisiera acertar. Quisiera equivocarme.   Pero esta tarde africana y, aun volviendo Rueda, me lo vuelve a confirmar. Hubo un...
Lo dejé escrito después de presenciar el partido contra La Roda el pasado sábado en el Cartagonova: Si este equipo juega como ha jugado esta tarde, este equipo no asciende. No quisiera acertar. Quisiera equivocarme.
 
Pero esta tarde africana y, aun volviendo Rueda, me lo vuelve a confirmar. Hubo un tiempo fausto, hace ya casi un siglo, cuando por estas tierras se abrían las puertas de la plaza fuerte y los rifeños entraban para vender gallinas, huevos, frutas y verduras, cebada y carbón. Hoy no ha ocurrido así y el FC Cartagena, que pudo traerse hasta las mejores especias y las más balsámicas de las esencias rifeñas, se encontró con un despiste hediondo de Victor y vuelve para Cartagena con esas esencias un tanto catingosas. Y hoy el Icue lo entiende porque el  fútbol esta tarde pudo ser un cúmulo de sueños sublimes y emociones desbordadas y se convirtió en un estallido de pasiones perversas.

Hace unos días, en la barra del chiringuito del Pinatar Arena, un buen amigo improvisaba contra mí una lección triunfal sobre la necesidad del optimismo. Me veía, en lo deportivo, algo renco de fe y echó mano al botiquín de la cháchara. El mensaje de su soflama tenía sólo un camino de ida: “Debemos creer en nosotros mismos. Es la única solución para salir de esto”. Y tanto creí por un instante en “el todos a una”, que al pedir él la cuenta pagué yo la ronda. Es lo que tiene el optimismo después de conversar el pasado miércoles con Pacheta en la antesala del Pinatar Arena.

Este nuestro Cartagena, después del error de Victor se ha instalado con su fútbol en el principio de incertidumbre cuando había estado moviéndose en el de la certeza, ambición, con una defensa acertadísima, correcta, confiada. Y con un Oscar Rico sublime. Ahora no es cuestión de reconocer que, en el fútbol, puede producirse cualquier resultado. Fútbol es fútbol. No se trata tanto de eso como de encontrarse con ese equipo ambiguo que apareció después del empate. Ya todos saben cómo juega el Cartagena de Pacheta, cuyas posibilidades de ofrecer otras variantes son altas pero, también, reconocibles.

El equipo, después del fatídico gol melillense, me dio la sensación que volvía a hundirse y comenzaba a envejecer en su conjunto. Sus componentes parecían tener el síndrome de lo sucedido contra La Roda. Fue una impresión momentánea, supieron soportar y permanecer en esa atalaya del empate con plena aptitud para aguantar en ella. Y nada pudo ser mejor de lo que fue ni peor de lo que estaba siendo.
 
 Pacheta introdujo paulatinamente piezas de recambio en el engranaje general, eran inevitables y también insuficientes para reemplazar el resultado.

Hoy, Lolo o Lelo, también hemos visto el partido y, por lo que vimos, este Cartagena de Pacheta, sí de Pacheta, sigue siendo una garantía. Pero ya no de infalibilidad o algo muy parecido, sino de virtudes relacionadas con los índices de supervivencia, lucha, tesón y entusiasmo para seguir en la cima. Nada se ha perdido, al contrario, se ha ganado un punto y en espera del Real Jaén nada se ve amenazado. El Efesé persigue la gloria. Trata de conducirla y de asegurarla, pero con dudas. Si lo logra, será apelando a la insistencia tanto como a la creatividad. De pronto,  entre el partido de Melilla y el próximo contra el Real Jaén el FC Cartagena se ha encontrado en una especie de ambigüedad.
 
En un presente equidistante de un pasado lleno de certidumbres y un futuro sembrado de dudas. Pacheta, aunque yo lo dude, también es hombre de dudas  a la par que elegante, sensato y peleón para salir de ellas. Sabía el salense que llegarían los días sombríos, pero nunca sospechó que llegaran tan pronto. O sí.
Pacheta, ¡qué lección de recio castellano, humildad, sensatez e inteligencia, y de fútbol me diste la otra mañana!, quiere y desea salir de sus dudas, lo sabe y anda ahora devanándose los sesos para tomar medidas que no prolonguen ese pasado. Confiemos en él. A este entrenador se le debe el máximo respeto. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”. Dies 3/31: pridie Kalendas Apriles. Nº 282.
http://lamedusapaca.blogspot.com.


El Icue y...entre lo sublime y lo perverso
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