6 de julio de 2010, 2:00
Hablaré con los datos en la mano: en la temporada 2008/09 se alcanzaron los 2.300 abonados. Durante la pasada campaña – 2009/10 – se llegó a la histórica cifra de 8.200 socios. No hay que ser un reputado matemático para sentenciar que hay 5.900 socios abonados de nueva cuña, que algunos, haciendo gala de borderío cartagenero, llaman “apuntacarros”.
Dichos “apuntacarros” se acercaron al Cartagonova al calor del ascenso – antes de seguir y para evitar suspicacias, he de decir que bienvenidos sean, y cuantos más mejor – y ocuparon su asiento domingo tras domingo. Lo más lógico es pensar que son aficionados al fútbol, con su club favorito en la élite - ya sea Barça, Madrid o cualesquiera de los otros – que ante la posibilidad de ver fútbol de mayor nivel decidieron abonarse. Afortunadamente, la temporada pasada se vivió un sueño a todos los niveles. Futbolistas de categoría acudieron a la llamada albinegra, tuvieron un gran rendimiento y estuvimos a punto de subir. Hasta aquí, todo de color de rosa.
El problema viene ahora. Esa gran masa social que no ha vivido los rigores de la Segunda B y que, por contra, está acostumbrada a comentar los fichajes rutilantes y ambiciones desmedidas de sus “otros equipos”, están intentando extrapolar esa situación al Cartagena. Es decir, quieren convertir al equipo, de la noche a la mañana, en un grande de la categoría. Como, de momento, no se están respondiendo dichas expectativas – a nivel de fichajes, sobre todo – la impaciencia colma el ambiente.
He leído muchas críticas a la política de fichajes que está siguiendo el club. Bucear en la Segunda B en busca de talento joven no es descabellado. Hay buenas perlas perdidas en los pozos del infrafútbol que darían un gran rendimiento en la categoría de plata. Lo malo es que, como toda inversión, supone un riesgo. Pero si finalmente sale cara, no tardaremos en elogiar a Buitrago y su equipo. El año pasado todo salió bien, así que dejemos trabajar.
Para acabar, un deseo. Espero que la buena campaña del filial el año pasado no pase desapercibida. Hay jugadores muy válidos ahí.
Dichos “apuntacarros” se acercaron al Cartagonova al calor del ascenso – antes de seguir y para evitar suspicacias, he de decir que bienvenidos sean, y cuantos más mejor – y ocuparon su asiento domingo tras domingo. Lo más lógico es pensar que son aficionados al fútbol, con su club favorito en la élite - ya sea Barça, Madrid o cualesquiera de los otros – que ante la posibilidad de ver fútbol de mayor nivel decidieron abonarse. Afortunadamente, la temporada pasada se vivió un sueño a todos los niveles. Futbolistas de categoría acudieron a la llamada albinegra, tuvieron un gran rendimiento y estuvimos a punto de subir. Hasta aquí, todo de color de rosa.
El problema viene ahora. Esa gran masa social que no ha vivido los rigores de la Segunda B y que, por contra, está acostumbrada a comentar los fichajes rutilantes y ambiciones desmedidas de sus “otros equipos”, están intentando extrapolar esa situación al Cartagena. Es decir, quieren convertir al equipo, de la noche a la mañana, en un grande de la categoría. Como, de momento, no se están respondiendo dichas expectativas – a nivel de fichajes, sobre todo – la impaciencia colma el ambiente.
He leído muchas críticas a la política de fichajes que está siguiendo el club. Bucear en la Segunda B en busca de talento joven no es descabellado. Hay buenas perlas perdidas en los pozos del infrafútbol que darían un gran rendimiento en la categoría de plata. Lo malo es que, como toda inversión, supone un riesgo. Pero si finalmente sale cara, no tardaremos en elogiar a Buitrago y su equipo. El año pasado todo salió bien, así que dejemos trabajar.
Para acabar, un deseo. Espero que la buena campaña del filial el año pasado no pase desapercibida. Hay jugadores muy válidos ahí.
