viernes. 29.03.2024

Maletines por aquí, maletines por allá

Cuando los periodistas no tenemos que decir cosas relevantes,  recurrimos a los tópicos y entonces nos perdemos. No somos nadie. Hay tres meses especialmente propicios, en el planeta del fútbol, para que podamos resbalar en la cáscara de plátano de referirnos a la compra/venta de partidos.  Es un tema tan manido...
Cuando los periodistas no tenemos que decir cosas relevantes,  recurrimos a los tópicos y entonces nos perdemos. No somos nadie. Hay tres meses especialmente propicios, en el planeta del fútbol, para que podamos resbalar en la cáscara de plátano de referirnos a la compra/venta de partidos. 

Es un tema tan manido como popular que las más de las veces nos cuesta ver una y otra vez cómo al final la culpa es del mensajero. El de la prensa tiene toda la culpa por difundir rumores y rumores sin contrastarlos. Eso dice la ortodoxia.

En lo tocante a venta más o menos solapada de partidos amañados me creo la mitad de la cuarta parte de la mitad de lo que se dice. Es decir, la cosa no debe de ser tan sencilla como ir al mercado y comprar un kilo de manzanas golden y medio de peras blanquilla. Pero, ojo, que listos hay en todas partes y en la historia se han demostrado casos que al final ha quedado, en España, en agua de borrajas. En Italia, no; en Alemania, no. Pero Spain es Spain, cosa diferente, aunque ahora las renovadas leyes pueden hacer que los protagonistas de los amaños, fraudes en suma, puedan ir a la cárcel.

Decir que se manejan maletines todavía, refiriéndonos a que hay un trasiego de ofertas por primar para que se gane y, más grave, comprar voluntades para que se pierda, no debe ser un pecado mortal. Pero ocurre que cuando sale a relucir a los medios la posibilidad de un 'arreglo' de algún encuentro que es mirado con lupa por todos, entonces todo el mundo defiende la honestidad, el amor a los olores y si es tu equipo cuyo nombre corre de boca en boca, como está sucediendo en torno a varios partidos bajo sospecha, entonces es el mensajero el que tiene la culpa. Culpa, de ¿qué?

No puedo admitir, aunque sí comprender, el disgusto de un sector de la Cáceres futbolística cuando en Cartagena nos hemos hecho eco de lo que anteriormente ha expuesto la propia prensa extremeña sobre  el eco de resultados de encuentros recientemente jugados que han sido puestos en solfa. Querer eliminar la posibilidad de informar de un tema que puede molestar pero que está ahí es como subirse al carro del presidente turco que ha querido cargarse por decreto las redes sociales manejadas por su pueblo. Y no ha podido, claro.

Maletines por aquí, maletines por allá
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