viernes. 29.03.2024
Miguel Ángel Rodriguez | Médico

Mutiladores de sueños

Desde entonces ha llovido bastante, y lluvia bastante ácida por cierto, y el Cartagena, dale que te pego, ahí sigue, inasequible al desaliento. ¡Mecachis!.Y hete aquí que, cuando el barco ya marcha viento en popa a toda vela, con toda una ciudad volcada y aunada con una sola voz, con...
Desde entonces ha llovido bastante, y lluvia bastante ácida por cierto, y el Cartagena, dale que te pego, ahí sigue, inasequible al desaliento. ¡Mecachis!.

Y hete aquí que, cuando el barco ya marcha viento en popa a toda vela, con toda una ciudad volcada y aunada con una sola voz, con el mismo grito, con la misma ilusión, aparecen nuevos nubarrones.

¿Nuevos?. ¡Ummmmm!, a los que ya peinamos canas no nos parecen tan nuevos: nos suenan y nos suenan muy mal.

Hoy, leído lo que leo, y visto lo que veo, tengo la sensación de que hemos estado distraídos. Extasiados por una trayectoria de nuestro equipo que, no nos engañemos, ni el más optimista esperaba allá por agosto, nos hemos enfangado (eso, enfangado) con los samperes, serantes, vidañas, orives, meleros, piñeiros y otros elementos “del otro lado del puerto de la cadena”; y no hemos mirado más acá. Y hoy, leído lo que leo, y visto lo que veo, tengo el convencimiento de que los auténticos y más peligrosos cíclopes, disfrazados de sirenas encantadoras, nos estaban esperando en la orilla, a la entrada de un puerto en el que tanto hemos soñado tantos y durante tanto tiempo.

Y desde la serenidad, más allá de la ira que rezuma en los foros, debemos hacerles saber, con toda la fuerza de la razón, a todos, desde los oportunos, oportunas y oportunistas habitadores de ese palco del Cartagonova que tanto cemento y ausencias inexplicables ha contemplado; hasta los conspiradores, envidiosos , egocéntricos y mutiladores de sueños que han sido, son y serán, que no lo van a conseguir.

El sentimiento de un pueblo no puede ni debe estar al albur de triquiñuelas ni politiqueos de tres al cuarto.

La libertad para soñar no es un derecho, es un deber.

Como todos hemos cantado alguna vez, en buena lid: ¡ A POR ELLOS, OÉ, A POR ELLOS, OÉ!.

Mutiladores de sueños
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