martes. 23.04.2024

Normalidad

No soy el más indicado para hablar de cartagenerismo, lo asumo. Llegué a Cartagena hace unos siete años, y llevo apenas cuatro siguiendo la actualidad del equipo de fútbol de la ciudad. Evidentemente, por cuestiones obvias, el seguimiento que he hecho del club durante este tiempo ha sido intensivo, lo...
No soy el más indicado para hablar de cartagenerismo, lo asumo. Llegué a Cartagena hace unos siete años, y llevo apenas cuatro siguiendo la actualidad del equipo de fútbol de la ciudad. Evidentemente, por cuestiones obvias, el seguimiento que he hecho del club durante este tiempo ha sido intensivo, lo que ha supuesto un máster concentrado de sentimiento albinegro. Me falta conocimiento de la historia, aunque la idiosincrasia del fútbol en esta ciudad me ha quedado ya bastante clara.

¿A dónde quiero llegar? Pues a que en muchas situaciones de las que suceden sigo teniendo una perspectiva más de espectador externo que de persona imbuida desde siempre en los mecanismos internos del Cartagena. Y claro, me sorprenden muchas de esas situaciones. Sin ir más lejos, en estos últimos años no ha habido nunca un momento de respiro, de tranquilidad, ya sea para bien o para mal. Recapitulando: el ascenso, el casi ascenso a 1ª, las 'boutades' de Paco Gómez, el horroroso final de la campaña 10/11, el turbulento descenso con un vestuario que era un polvorín, echar a un entrenador justo antes de jugar un playoff, la 'desaparición' de PG, la venta del club... Quien se aburre es porque quiere.

Ahora se abre un nuevo panorama con muchas incógnitas, como de costumbre. Como si de un rompecabezas se tratase, las piezas que encajan se van colocando sobre la mesa, y las que no entran en los planes van saliendo. Los movimientos que está realizando Sporto Gol Man (¿de Manzano? Cada vez queda más claro) entrarían dentro de una lógica en cualquier otro club del mundo. Llega gente nueva y traen a gente de su confianza. Viéndolo desde fuera, a priori parece normal, ¿no?

Por eso aludía antes a que me faltan años de cartagenerismo. Por lo que se deduce, la afición albinegra está resabiada, harta de que los dirigentes de los últimos años no sean buenos gestores, por lo que se coloca la venda antes de la herida. Eso, unido al tremendismo y a, por qué no decirlo, la escasa fidelidad al club de gran parte de la población de la ciudad, hacen un cóctel explosivo que haría salir por patas a cualquier recién llegado.

Tampoco quiero hacer de abogado del diablo, y defender a Sporto Gol Man con uñas y dientes, faltaría más. Entre otras cosas, porque todavía no han cumplido una promesa vital a su llegada: poner al día las nóminas de futbolistas y trabajadores de la pasada campaña. En el momento en que esa situación quede solventada, creo que se habrán ganado cierta credibilidad. Hasta ahora han carecido de hechos concretos, y han sobrado palabras y buenas intenciones repletas de ínfulas empresariales.

Sporto acaba de llegar, y tiene que ganarse la credibilidad de todo el mundo con acciones y hechos, empezando por lo enumerado en el párrafo anterior. Pero también habrá que ver hacia donde se dirige este proyecto, y esperar a que se tomen esas decisiones para criticar. No tengo bola de cristal, así que no puedo vaticinar qué será de este de club. Pero lo que sí puedo decir es que todavía está por venir el momento en el que llegue la normalidad al Cartagena. Dios, qué lejos parece estar.

PD: Se me olvidaba una cosa. De todos los que conforman el proyecto de Sporto, Javier Marco me parece el más preparado de lejos y al que menos le han dejado hablar hasta ahora. Con estudios, conocimientos y experiencia en el mundo del fútbol, creo que se ciñe a un perfil parecido al de Fran de Paula. Ojalá tenga mando en plaza. Lo veremos.

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