jueves. 28.03.2024
Carlos Illán | Periodista

Por sus obras los conoceréis

Sin embargo, esta vez me voy a centrar en la protesta de los clubes de fútbol base de Cartagena. La queja por la carencia de instalaciones la veo justa y soy de los que piensan que esta comarca merecería tener, al día de la fecha, mucho más de lo que...
Sin embargo, esta vez me voy a centrar en la protesta de los clubes de fútbol base de Cartagena. La queja por la carencia de instalaciones la veo justa y soy de los que piensan que esta comarca merecería tener, al día de la fecha, mucho más de lo que tiene. Entiendo que estamos en una época 'jodida' en lo económico, pero no siempre ha sido así. El mejor balance se hace cogiendo los últimos quince años y valorando todo lo que se ha hecho y lo que no.

De mi etapa en la jefatura de Deportes en La Opinión de Murcia tuve la ocasión de conocer el desarrollo de los campos de fútbol de césped artificial en la Región, comenzando por aquella estera que se puso en el Barnés en 1992, que se quedó con la piel de muchos jugadores. Era de los primeros experimentos y se cambió por otro bueno. De forma paralela, los municipios se fueron sumando a ese tipo de terrenos... menos Cartagena. Lo grave ya no es esa carencia, sino que encima se explica como si fuese algo normal. Más vale el hecho que mil palabras.

El tema de las instalaciones deportivas es una asignatura pendiente. No hay que llegar a decir que la obra del Palacio de Deportes es un 'monumento' a esa situación, pero sí que se podía haber hecho mucho más. Que Los Dolores (mi pueblo) siga sin un campo de fútbol público es otra realidad que no se comprende en cabeza humana, que diría aquel, por no hablar de un pabellón (creado en 1990 como sala de barrio) que se quedó pequeño hace tiempo para atender la demanda que tiene, porque todo en este mundo del deporte local no es sólo fútbol.

He conocido casos de 'comprar voluntades' o callar bocas con vestuarios, subvenciones, camisetas o balones. Ahora, la protesta de los clubes de fútbol se calma con promesas a cuatro años. No se puede criticar a los dirigentes del fútbol base, pues bastante labor social hacen con los chavales (¿Alguien ha calculado cuando costaría una escuela municipal que acogiera a todos esos futbolistas?). También les alabo que hayan sido capaces de unirse en su reivindicación (la unión hace la fuerza). Tampoco se puede poner en duda el compromiso municipal, pues ni soy adivino ni quién para poner en tela de juicio a nadie. La respuesta, como todo, la debe dar el tiempo, ese juez que deja a cada uno en su sitio. Obras son amores y no buenas razones.

Por sus obras los conoceréis
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