Pero a originales nos ganan pocos

Y esto nos vale unas veces para reírnos, otras para llorar, muchas para sonreir, más todavía para irritarnos, algunas para invitarnos al pasotismo, también al sufrimiento, a lamentarnos de nuestra mala suerte, pero siempre, siempre, siempre, originales. Suerte tenemos poca, pero situaciones para no aburrirnos muchísimas.

Pacogo –personaje estupendo para los periodistas porque cuando piaba subían los precios- nos puso en primera página de informativos de toda clase diciendo que iba a quemar el campo con los futbolistas dentro o algo así, que el equipo era malísimo o que no luchaba repetido cada dos por tres, echó a Pacheta en el momento cumbre e impensable minutos antes de una eliminatoria de ascenso, dijo que se vendían los jugadores cuando hubo ocasión de subir a Primera (cosa que no se consiguió) y que se vendían cuando bajamos la última vez a 2ª B (cosa que sí se consiguió). Y cada dos por tres anécdotas y chascarrillos para divertir o cabrear. Un personaje.

Este año tenemos de todo. De momento, aunque nos sirva para caer en Tercera, somos el equipo con más empates de España en todas las divisiones, lo que nos hace salir también en informativos porque en empatar nadie nos moja la oreja. Somos el equipo más empatador de todos. Y no pasa nada porque el entrenador que nos debía entrenar –ex del Peñarol de Montevideo campeón y ex, creo, de la selección de Corea- no puede y tenemos dos que no sabemos si funcionan o no, o es uno solo, uno de ellos con carnet. El tal Ribas, cuyo nombramiento es el de manager general, se fue a Montevideo más de mes y medio y dirigía al equipo, es un decir, por las comunicaciones modernas. O al menos dicen que aconsejaba mientras el FC no daba una. Nos equiparamos -al no entrenador que quieren que lo sea- al Real Madrid B, el de Zidane, al Castilla de 2ª B.

 

Siempre originales aunque Zidane no se ha ido a Francia durante la Liga. O sea, más originales que nadie. A todo esto, los cuatro equipos de Cartagena jugaron el pasado domingo a la misma hora para ayudarse a tener todos menos espectadores, lo que no sé si hay precedente por ahí. Y además no se sabe quién manda de verdad en el club, quién pondrá el dinero cuando sea necesario y qué planes hay de verdad.

En lo de Hacienda no somos nada originales porque deudas así tienen muchos clubes pero tampoco se sabe nada de cómo se va a pagar, en qué plazos y si hay dinero para afrontarla. Dios dirá.

Las originalidades del FC pocas veces emocionan pero siempre hacen reír o cabrearse (más de esto). Aquello que ya se ha vuelto un clásico de los artículos y libros del inolvidable Isidoro Valverde  con "Las desventuras del FC y alguna que otra ventura” (poquísimas y que podemos contar con las manos) refrendadas por la fina escritura irónica del también recordado Monerri sigue igual de potente o más.

No sé si alguien ha hecho alguna estadística de los clubes que perdieron el ascenso en el último partido o la última eliminatoria pero el FC debe estar entre los primeros. Lo habitual es que nos ocurra cada año contra todo pronóstico y cualquier lógica. No damos una. O la damos cada muchos años.

Pero amargados no estamos porque somos campeones en el humor blanco y negro, como los colores de nuestra camiseta. El humor negro lo dominamos como pocos y no digamos la ironía, en la que nadie nos gana (la fina coña marinera que se dice).

Esto ha sido siempre así. Nos desesperamos ante los grandes reveses, pero después los asimilamos y nos vuelve la ilusión. Bueno, para ser justos, sólo a una pequeña parte del pueblo que no llega a los 5.000 en una población que va para los 230.000 habitantes, pero somos la semilla para que muchos se añadan cuando van bien las cosas.

Mala suerte que yo veo rondar en torno al FC, y sus diferentes denominaciones como Unión Deportiva Cartagenera y Cartagonova, ya desde niño. Recuerdo que Amaro, el tío de Amancio, marcó un gol que nos daba el ascenso contra el Ceuta me parece. Pues el árbitro lo anuló pese a que había una foto de Juan Sáez, padre, fotógrafo histórico, con el balón rompiendo la red y otras con la red agujereada. Porque la originalidad fue tirar con tanta fuerza que el balón la rompió y se fue. Y el árbitro dijo que no había entrado. Incluso un juez de línea inspeccionó la red, vió el agujero pero no sirvió de nada. Menuda conmoción sufrió la ciudad.

Algún historiador-periodista de Cartagena debería escribir o seguir escribiendo porque algún libro sí que hay- todas estas historias tragi-cómicas que ha tenido el fútbol de nuestra tierra. Difíciles de creer, pero a todo habrá quien gane tanto en originalidades como en desgracias. O en desgracias originales.