17 de marzo de 2015, 14:37
Jugadores importantes (lo son todos, no daré pie a susceptibilidades) por el devenir del juego caen de un encuentro para otro en el Cartagena en la etapa dramática de la Liga. La última de las bajas es la de Gato, un activo en el juego de contrataque por su velocidad. Este Gato estará tres encuentros con los guantes puestos, en descanso sin arañar en las epidermis de las defensas, desbordadas por el 'felino' de Loja. Sin Gato estaremos levantarnos de los asientos con sus galopadas. Nos quedamos sin espectáculo para tres partidos y además este asunto puede condicionar cambios en el sistema de juego.
Mientras Robusté aún no puede volver -por sanción- y otro problema afecta a Prosi, ausente en su mejor momento, todavía por lesión. Más Migue García, también en dique seco. Es un insufrible goteo de ausencias. Tan normal como lamentable. Otros clubes también padecen estos inconvenientes pero sus plantillas no son tan reducidas como la de este Cartagena abocado a rozar el milagro para salir del pozo. Buen número de plantillas del grupo IV pudo incrementarlas en el mercado de invierno; el Cartagena estaba federativamente bloqueado en esta aspiración.
Palomeque tiene que realizar por fuerza equilibrios en el alambre para formar una alineación. El de El Algar pasa lista a su tropa de chavales -siempre llama chavales a sus jugadores- y el número de efectivos con los que cuenta para esta guerra con municiones contadas es muy limitado. De ello los únicos culpables son los responsables/irresponsables que mal dirigen el club.
Menos mal que los jugadores sanos se multiplican y los chicos del filial aportan haciendo lo que pueden y están teniendo minutos. En este capítulo Antonio Segura avanza con paso firme y los demás sospecho quieren imitarle.
