viernes. 19.04.2024

En peores nos hemos visto

Sólo hay que estar en la perspectiva de los tiempos. Únicamente hay que echar mano de algo tan sencillo, para un veterano, como mirar hacia atrás, algunos lustros atrás, en la por lo general triste historia del fútbol de Cartagena, a escala de primer club, El Pupas de los modestos....
Sólo hay que estar en la perspectiva de los tiempos. Únicamente hay que echar mano de algo tan sencillo, para un veterano, como mirar hacia atrás, algunos lustros atrás, en la por lo general triste historia del fútbol de Cartagena, a escala de primer club, El Pupas de los modestos. Las decepciones están en la estadística por encima de las alegrías y todo esto lo dejé escrito en mi libro altruista "Cartagena, días de gloria en medio siglo de fútbol". Primera edición, abril de 2010.
 
Me llenó de optimismo y orgullo la aparición de la Efesemanía, Iluso de mí, pensaba que ese movimiento de juvenil fervor albinegro, aupado por la hazaña en Alcoy en 2009 con el gol de Juan Pablo (2-2) servido en bandeja por Fernando Martín/Carmona,  iba a ser eterno. Mas observo, y lo comprendo, que en el trance actual,  los efesemaníacos se encuentren como anestesiados, sin dar crédito a lo que ha ocurrido en los últimos tiempos.
 
En menos de cinco años se ha disfrutado de dos años maravillosos en la Liga Adelante y de un tercero tortuoso con descenso, y a partir del intento de recuperar la Segunda División no se supo gestionar con coherencia y aun manteniendo la afición un alto porcentaje de apoyo (4.200 abonados en la presente campaña no es ninguna tontería) la desazón se ha apoderado porque de momento Sporto, el nuevo responsable legal tras la esperpéntica operación de compra venta, no cubre las expectativas. Nadie duda de la buena voluntad de las personas pero la solvencia para hacer posible la viabilidad va por otros carriles y  aquí y ahora no existe o es muy corta y apenas se percibe por insuficiente.
 
Llegamos a la situación actual, de alta preocupación, pero esa perspectiva de los tiempos me autoriza a dar por sentado, sin pontificar, que en Cartagena en peores nos hemos visto en otros ejercicios. Aquí hemos tenido un presidente en la Cárcel de San Antón (anécdota) y el equipo ha caminado solo, mal que bien. En El Almarjal y en el Cartagonova hemos conocido de todo en medio siglo. Y cuando se llegó al Cielo en Alcoy para entrar en una fase en la que enseguida se rozó el ascenso a Primera y se consiguió llevar a Nueva Condomina (1-4) a 8.000 seguidores, nadie podía sospechar que unos pocos años después la tesorería albinegra no iba a disponer de liquidez para abonar el recibo de un arbitraje en Segunda B que asciende a 1.400 euros. Hasta ahí se ha llegado.
 
Vengo a decir que en esta querida ciudad, en materia de fútbol, las hemos pasado canutas históricamente y de alguna manera esa situación no nos debe acobardar. Que cada cual cumpla con su obligación debe ser la premisa para salir de este embrollo. Sporto llegó a Cartagena porque vio rentabilidad en el fin de sus propósitos en una población con cerca de 250.000 habitantes. Las cosas, por su culpa y en parte por la herencia que  dejó Paco Gómez, no salieron bien pero no es bueno amilanarse.
 
No sé si entrar en el concurso de acreedores será la panacea. Supongo que es una salida legal, idónea e imprescindible dadas las circunstancias. Pero todos tienen que moverse con decisión y si para poder abonar el importe del arbitraje del Cartagena-Granada B este domingo hay que colocar  huchas  en las puertas del estadio para recogida de donativos en metálico con ese fin y volvemos a ser noticia nacional, a nadie se le deben caer los anillos. Sería como volver a otros tiempos, primos hermanos de los actuales.

En peores nos hemos visto
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