viernes. 19.04.2024

Los profetas del desastre se pueden equivocar

Un observador desapasionado puede analizar la situación deportiva del FC Cartagena y llegar a la conclusión de que una solución favorable es posible pero conjugando voluntades y con mucho trabajo en varios frentes. Metamos también en la coctelera una dosis de suerte, la suerte que el sábado faltó con la...
Un observador desapasionado puede analizar la situación deportiva del FC Cartagena y llegar a la conclusión de que una solución favorable es posible pero conjugando voluntades y con mucho trabajo en varios frentes. Metamos también en la coctelera una dosis de suerte, la suerte que el sábado faltó con la no anulación del segundo gol del Alcoyano, precedido de mano.

Un buen paso sería la designación de un supervisor general del club en materia deportiva, un profesional con plena responsabilidad y autoridad, sin interferencias del que paga, para ordenar en el desorden y comenzar a marcar pautas para una salvación que es posible. Resolver lo de hoy y pensar en el mercado de invierno pero sin aguardar fichajes sorpresa cuando el 31 de enero vaya a sonar la campana.

Se da por hecho que la tarea en el campo de juego y fuera del rectángulo es elemental que llegue de la mano de la coherencia. Una coherencia que por estos pagos no es moneda corriente por la peculiar forma de proceder del dueño del negocio que se supone será la propiedad del club. Paco Gómez, al que se le deben muchas cosas, ya he dicho que es un mal necesario para el club y no descubro nada, expuesto con todos los respetos.

Pero lejos de divagaciones no es momento de arrojar la toalla, por muy dañino que haya podido ser el 1-2 ante el Alcoyano que ha hecho posible en muchos el desquiciamiento con sucesos extradeportivos, excepcionales, en el postpartido  que hay que erradicar; sucesos en los que quedan involucrados familiares o personas muy próximas a jugadores. La búsqueda de un clima de serenidad y unidad es imprescindible.

Los muy nerviosos y extremistas visionarios, instalados en sus parapetos, tienen poco que aportar en estas circunstancias, aunque se crean los inventores de la salvación del equipo, que a la postre es de lo que se trata. Es verdad que jamás se ha visto un arranque de Liga con seis derrotas seguidas. Un dato que causa escalofríos y lacera a la afición, que sigue siendo lo mejor que tiene el Cartagena, su principal valor.

Los predicadores visionarios, los avivafuegos, aprendices de profetas y salvadores de la patria ya ven al Cartagena colista a perpetuidad, en la UCI y muerto por inanición en cuatro semanas más que corran de calendario, que es verdad llega cuesta arriba. Son los efectos nocivos de los pésimos resultados en seis jornadas ante lo que yo no voy a colocar paños calientes. Cada palo debe aguantar su vela y el confeccionador de la plantilla, Ouirantes, no debe quedar exento de crítica en la parte que le corresponda, aunque con  la misma libertad digo que no es el único y absoluto responsable de lo que se haya hecho bien o mal.

Los defectos –el tema es subsanarlos ya, tapar la vía de agua- son abundantes  y el tiempo confirmará si una de las pifias más voluminosas fue no dar desde las raíces de la planificación en la tecla de la dirección técnica al depositar la responsabilidad en manos de un preparador tan digno como inexperto que llegó para experimentar.

Mas lejos de inmiscuirme en detalles de estrategia en lo que no soy experto -más allá de conocimientos a nivel de usuario de la materia fútbol- en la preparación del once de cada jornada, lo que al Cartagena le interesa es salir del problema con resultados positivos, agotando todas las posibilidades, que son muchas a estas alturas de la Liga. Se apela a la teoría a sabiendas de que el enemigo está en casa y es la sicosis de descenso que algunos ven ya una realidad sin vuelta de hoja. Un disparate cuando dos triunfos seguidos cambian con toda seguridad el decorado. La estadística juega en contra pero es papel mojado cuando se rectifica de verdad con gente responsable.

La reconversión de la línea de defensa, que está haciendo internacionales a los delanteros rivales (ya se vio en Guadalajara) y el arreglo del centro del campo y una mayor peligrosidad de una ofensiva que tira mal y poco a portería son puntos negros a solucionar.  De momento Javi López, el nuevo técnico, no se ha sacudido la influencia del desconocimiento de la situación anterior, tal vez por ausencia de asesores; de otra manera no se comprende decisiones desaprobadas por la inmensa mayoría de aficionados, aunque lo normal es que el criterio del entrenador esté respaldado por unos conocimientos superiores a la media de los seguidores en materia técnica.

Los profetas del desastre se pueden equivocar
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