5 de enero de 2015, 11:46
Como en cualquier estamento donde haya disciplina: hasta nueva orden. Queda prohibido hablar o escribir de aspiraciones para jugar el playoff de ascenso por parte del FC Cartagena. Es muy duro que antes de recibir a los Reyes Magos ya sepamos que la carga única que éstos traerán al Cartagonova consiste en carbón. Cerrada la primera vuelta del campeonato regular los albinegros no han merecido otra cosa.
De los 57 puntos disputados en diecinueve jornadas sólo han sido capaces de sumar 21. Con este pobre balance las expectativas ante la segunda vuelta no pueden ser buenas salvo que se dé un cambio que a las primeras de cambio no se ha registrado en la salida a La Roda. Veo encajar el segundo gol en la puerta del Cartagena en campo rodense -lo observo en Popular TV, la noche del domingo- y se me caen los palos del sombrajo. Apaga y vámonos. No fue una acción aislada; para mí es el estado mental de un equipo 'tocado' por los problemas reflejado en las dudas, la inoperancia y el desconcierto.
La tradición obligaba a proclamar siempre que obligatoriamente los sueños de los albinegros siempre serían los de estar disputando el ascenso a Segunda. Siempre, repito. Esta campaña no podía ser una excepción tras los fracasos en las eliminatorias regaladas en los dos años anteriores a los asturianos Caudal de Mieres y Real Avilés.
La peor primera mitad de una Liga en Segunda B se ve reflejada con el vistazo que he dado a las clasificaciones de los cuatro grupos de la categoría. Entre 80 clubes participantes sólo hay uno, en el grupo I, el Marino de Luanco, que haya ganado menos encuentros que el Cartagena: uno. ¡Uno! Los tres triunfos alcanzados igualan con los del Lealtad y el Tropezón.
Deja de ser un tópico el que se diga que Manuel Palomeque va tener mucho trabajo por delante. Porque el algareño tendrá una tarea de titanes por delante. Una misión imposible si todavía hay optimistas que puedan soñar con una tacada de seis triunfos consecutivos, por ejemplo, para desliar la madeja y pensar en posibilidades. Pero todavía no estamos locos.
Todos los pecados cometidos en la desastrosa planificación del equipo (errores involuntarios, claro, faltaría más) y la irregular manera de desarrollarse el trabajo del cuerpo técnico se han traducido en los peores números conocidos hasta dejar al Cartagena en estos momentos con todas las alarmas encendidas porque con guarismos parecidos a los logrados en la primera vuelta, si se diesen en la segunda que arranca en Marbella el domingo, el objetivo deportivo no podría ser otro que el exclusivo de salvarse del peligro del descenso a Tercera División.
¡Qué decepción para más de 4.200 abonados! ¡Qué vergüenza!
