jueves. 25.04.2024

Tres puntos sin fútbol en torno a un patio delicioso

Esta tarde noche el FC Cartagena se ha acercado hasta la orilla del Genil,  al centro de Andalucía, en la fértil campiña sevillana, a Écija, ciudad milenaria, fundada por el griego Astur, origen de su nombre Astigi, ciudad de muchas torres, espadañas, giraldas, hasta doce contó el cronista en una...
Esta tarde noche el FC Cartagena se ha acercado hasta la orilla del Genil,  al centro de Andalucía, en la fértil campiña sevillana, a Écija, ciudad milenaria, fundada por el griego Astur, origen de su nombre Astigi, ciudad de muchas torres, espadañas, giraldas, hasta doce contó el cronista en una ocasión, miradores, plazas, iglesias, conventos, palacios y casas-palacio con relevancia monumental, turística y literaria y hasta con grandes legados romanos y árabes.

El FC Cartagena se desplazó a Écija a jugar en un partido a cara de perro y ganar. Ha cumplido el objetivo que pudo ser doble si en la noche del pasado jueves hubiese eliminado al Sanluqueño de la Copa del Rey. Lo ha hecho sin brillo, como hay que jugar los partidos fuera de casa en esta 2ª B y ha dejado el brillo, fulgor y deslumbre para que lo siga utilizando, en sus palabras, el Diablo Cojuelo: “tiene aquel sol por armas a la entrada de esa hermoso puente, cuyos ojos rasgados lloran al Genil”. El FC Cartagena esta noche se ha quedado, por el juego, a medias de hacer buenas las palabras de aquel Diabloal que Luis Vélez de Guevara, escritor ecijano del siglo de oro, libró de una redoma para que destapase desde los aires los tejados y mostrara a la luz del día las pequeñas, grandes miserias del hormiguero humano.

Segundo partido, segunda victoria que ha mostrado a la luz de la luna las pequeñas y grandes miserias del fútbol que se practica en este IV grupo de la 2ªB. El partido, según lo narrado por Sportcartagena en Metrópolis FM ha sido bronco, como todo lo que se intuye en esta categoría, feo a más no poder, aunque vibrante, en el que el fútbol jugó un papel secundario para atrapar  una victoria agónica. Entre tanta demostración de músculo, estábamos en el minuto 27, le hicieron un penalti a Florián y lo marcó Perona resolviendo la sinsustancia aquella.

Me hubiera gustado escribir que ha sido un partido grandioso en el que la arquitectura se ha impuesto a la decoración y el devaneo futbolístico a la utilidad práctica del resultado. No ha sido así y el FC Cartagena, que estaba en Andalucía, no ha podido mostrarnos un fútbol de colores, texturas y fragancias como aquellas que desfilaban en el mundo islámico de las mil y una noche por las albercas y los patios junto al florilegio ornamental de mosaicos, estucos, gasas, espejos, arañas, doseles, fuentes, flores y, por supuesto, granados que pueblan la arquitectura astigitana.

El partido, son mis sensaciones por lo oído, me ha suspendido el aliento, por enredado, como, en otro tiempo, lo hicieron esos mosaicos romanos, además de esos restos íberos de cuando Écija se llamaba Astigi.El FC Cartagena ha llenado su pequeño zaguán, pintado de blanquinegro, con ese solitario gol y los tres puntos conseguidos que colman el portal del primer puesto que, a partir de ahora, debe ser cerradocon una maravillosa puerta de rejería, antesalaa los patios cubiertos mediterráneos,piezas en las que se vive, se descansa, se charla, se cena y se habla de fútbol junto a la afición cartagenera en esta noche, antesala del otoño y temporada que, aun sufrida, puede ser ilusionante.

Ni en la primera, ni en la segunda parte hubo fútbol, o lo más parecido a él. Cierto que ni el FC Cartagena, ni el Écija Balompié hicieron nada del otro jueves, pero el FC Cartagena, sin tirar demasiado a puerta, supo sacarle partido a un choque trabadísimo. Enfrente, el Écija mostró su talante, sobre todo en la segunda mitad. Pero en el fútbol, son mis sensaciones, la inocencia se paga y el Écija está repleto de ella. Inundado, para ser exacto. Sólo debió vivirse algún momento deslumbrante y este fue por culpa de Antonio Cruces Doblas “Coco” que, aun dando miedo en algunas jugadas, no asustó. Fue entonces cuando los ecijanos disfrutaron de un ratito de buen fútbol. Se enrabietaron queriendo firmar tablas en la oscuridad y fue entonces cuando el partido murió alumbrado exclusivamente por la obra de ese penalti lanzado por Perona, al que llaman, no sépor qué, “volteretas”.

Al terminar el partido le he preguntado a Don Cleofás si el FC Cartagena aguantará este ritmo durante toda la temporada. Ni el Diablo Cojuelo lo sabe, me respondió. Y me largué de la ciudad de las giraldas de colorines, de la ciudad más barroca de Andalucía, la de marquesas y bandoleros, yeguas de raza y diablos cojitrancos, monjas pasteleras y artesanos finos, que al perder esta noche con el FC Cartagena debe mudar de camisa como una sierpe. ¡Qué bien se vive la noche de Écija en el estadio San Pablo convertido en un patio andaluz, aun no jugando al fútbol!¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”.Dies 9/2: ante diem quartum NonasSeptembres. Nº 248.

Tres puntos sin fútbol en torno a un patio delicioso
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